30 julio 2008

La carcunda, contra Federico

Primero perdió la querella frente a Alberto Ruiz-Gallardón, Secretario General de la AP de Obama Iribarne, yerno del ministro franquista Utrera Molina, nieto del médico de Franco El Tebib Arrumi; y ahora la demanda de José Antonio Zarzalejos, hijo de José Antonio (el nombre no falla) Zarzalejos Altares, Gobernador Civil de Vizcaya en tiempos de la dictadura y Jefe del Movimiento en esa provincia.

En España, tal y como se han puesto las cosas, la línea que separa a unos y otros, ya no se establece en función de criterios clásicos, derecha o izquierda, católicos o anticatólicos, liberales o intervencionistas. Ahora es el posicionarse a favor o en contra de una persona, Federico Jiménez Losantos, lo que marca la distinción entre españoles.

Al igual que en la Alemania nazi sólo se podía estar con los judíos o contra ellos, con FJL sucede algo parecido. O se está con él y con lo que representa, defensa de la nación española y de las libertades, o se está contra esos valores. No caben posiciones intermedias.

Vayan desde estas líneas, Federico, nuestro cariño, apoyo y agradecimiento. Arrecian las campañas más repugnantes, se desata la caza del hombre más siniestra, se izan las banderas más liberticidas, pero nunca, al menos por lo que a nosotros respecta, caminarás solo.

28 julio 2008

El triunfo de la voluntad

En esta apoteosis del deporte español, que es más que una edad de oro patria, pues bien se podría decir que estamos ante una de las cumbres de la historia del deporte mundial, Carlos Sastre Candil, CSC, es una rara avis.

Nadal, Gasol (y prácticamente todos los componentes de la selección nacional de baloncesto), Casillas, Torres, Cesc, Fernando Alonso, Jorge Lorenzo o los también ciclistas Contador y Valverde, destacan por su talento natural, lo que les lleva a conectar con pasmosa naturalidad con crítica y público. Son admirados allí donde van por su carisma innato, todo el mundo querría ser como ellos, haber nacido con un ADN ganador, estar predispuesto a triunfar casi desde la cuna.



Sastre es otra cosa. Ejemplifica como pocos a los forzados (forzados, no esforzados, como incorrectamente se dice) de la ruta. Corredor al que no le sobra un gramo de talento pero al que nunca le falta esfuerzo, sacrificio, dedicación, compromiso, voluntad, entrega. Sastre, un asceta, un puñado de huesos cubiertos de pellejo, rostro que refleja el paso del tiempo, palmarés ridículo, ciclista siempre invisible, gregario toda su vida, ha ganado el Tour sin dar una pedalada de más, gracias a un único golpe, su ataque en Alpe d'Huez, y a una demostración de dureza mental, cuando todo el mundo esperaba a Evans, en la contrarreloj final.

El de 2008 ha sido un Tour de transición, limpio, ciclistas con la boca abierta subiendo los puertos, sin exhibiciones increíbles, pero mediocre, a la espera de que Alberto Contador marque una época, con el permiso de la nueva ola que conforman el pequeño de los Schleck (el luxemburgués ha sido el mejor escalador de este Tour y si su compañero Voigt no le hubiera destrozado en Hautacam tal vez le habríamos visto no sólo de blanco en París), el austriaco Bernhard Kohl (tercero y ganador de la montaña), el checo Roman Kreuziger (duodécimo), el italiano Vincenzo Nibali (vigésimo), el holandés Thomas Dekker o el alemán Linus Gerdemann (estos dos últimos, lesionados, no pudieron participar en la grande boucle).

24 julio 2008

El momento de gloria de Sastre en Alpe d'Huez

Carlos Sastre, formado en El Barraco, cuna de héroes, cuñado del inolvidable Chava Jiménez, gran persona, dicen, y ciclista, hasta ayer, gris, diésel, inane, casi transparente, sacrificado hombre de equipo, tocó el cielo en la cumbre de leyenda por excelencia del Tour, en Alpe d'Huez.

Sastre es de esa clase de corredores que han hecho de la regularidad, virtud, a costa, eso sí, de pasar desapercibido, salvo para los especialistas en la materia, a lo largo de toda su ejemplar trayectoria. De nada le ha valido haberse clasificado cinco veces entre los diez primeros del Tour. A nadie le importa tal logro. El reconocimiento, los focos, siempre se los llevan otros, más espectaculares, más atractivos para el aficionado. Pero a sus 33 años, se ha rebelado contra el destino y contra su genética, que parecía impedirle destacar, escapar de la oscuridad.

El abulense atacó prácticamente en la primera de las veintiuna revueltas de la montaña mágica. Su ritmo, sostenido pero implacable, le distanciaba, poco a poco, del grupo de favoritos. Veinte, treinta, cuarenta segundos, minuto, minuto y medio, dos minutos... Evans, el destinatario del ataque, se volvía loco. El atrevimiento (y la fuerza) del español no entraba en el guión. Al final, en la general, Sastre, maillot amarillo, aventaja en 1'34'' al aussie, distancia que se antoja insuficiente ante la contrarreloj de 53 km. del sábado, en la que Evans será un rodillo. En cualquier caso, nadie le podrá quitar a Carlos Sastre Candil su momento de gloria. Se lo merecía.

23 julio 2008

Sobre las cenizas de Polanco

Un día después de que se cumpliera un año de la muerte de Jesús Polanco, tal vez la persona que más daño causó a España en el último siglo, conocimos una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo que establece que el juez Liaño (para nosotros siempre será el juez Liaño) fue condenado injustamente por el caso Sogecable.

Hace unos años, cuando cursaba la carrera de Derecho, elaboré para la asignatura de Procesal, a raíz de que la profesara comentara en clase que reintegrar a Liaño en la carrera judicial era como meter a un pederasta en una guardería, un trabajo junto a un compañero, y sin embargo amigo, en el que defendíamos la actuación del juez. Sosteníamos no sólo que Liaño no prevaricó sino que los que prevaricaron fueron los magistrados que lo condenaron. Y nos mostramos a favor de que el gobierno de Aznar lo indultara. Tanto tiempo después, la decisión de la Corte de Estrasburgo da la razón a aquellos bisoños estudiantes de Derecho. Ante tanta catástrofe, una gran noticia de la que nos congratulamos.

Javier Gómez de Liaño osó considerar que en España todas las personas son iguales ante la ley. Investigó a Polanco, después de una denuncia de Jaime Campmany, por unos delitos de estafa y apropiación indebida, vulgo desfalco. Prohibió salir de España a Cebrián y a Polanco, e impuso a éste último una fianza de 1.200.000 euros. Y pagó su afrenta con su inhabilitación como juez. Pero ahora el TEDH de Estrasburgo dice que los magistrados que dictaminaron que Liaño prevaricó estaban contaminados porque participaron en la instrucción de su caso. Se vulneró su derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial, y por tanto, la sentencia fue injusta. El Estado debe indemnizar al juez Liaño con 5.000 euros por daños morales.

Recordemos los nombres de los magistrados de la vergüenza, para que sus nietos nunca olviden la abyección con la que se comportaron sus abuelos. En primer lugar, los magistrados del Tribunal Supremo que condenaron a Liaño por un delito de prevaricación, Gregorio García Ancos y Enrique Bacigalupo Zapater. Y en segundo término, los magistrados del Tribunal Constitucional que denegaron el amparo a Liaño, Manuel Jiménez de Parga (presidente), Pablo García Manzano, Pablo Manuel Cachón Villar, Vicente Conde Martín de Hijas, Guillermo Jiménez Sánchez, María Emilia Casas Baamonde, Elisa Pérez Vera, Eugenio Gay Montalvo y Jorge Rodríguez-Zapata Pérez.

22 julio 2008

La mujer de Pereiro

En la etapa del Tour del pasado domingo, el corredor gallego Óscar Pereiro, ganador de la ronda francesa en 2006, sufrió una brutal caída, en el interminable descenso del Agnello, que a punto estuvo de costarle la vida. El asfalto, muy resbaladizo por la lluvia, era una pista de patinaje. En una de las curvas, Pereiro chocó contra la barrera de protección, voló por encima de la misma y se precipitó barranco abajo. Milagrosamente, todo quedó en una fractura del húmero del brazo izquierdo.

Antes de comenzar el Tour, Pereiro firmó el Manifiesto en Defensa de la Lengua Común (una iniciativa a la que quien esto escribe se adhirió a las pocas horas de conocerla y que promueve, entre otras cosas, que en toda España se pueda estudiar en español). Ayer, su mujer, un bellezón, dicho sea de paso, decía, en la entrada a la clínica de Vigo en la que el ciclista está ingresado a la espera de que le operen, que desde entonces, desde el apoyo de Pereiro al Manifiesto, están siendo acribillados por los nacionalistas. En foros separatistas circulan mensajes como éste: "jódete, tu te los buscaste, tienes mal karma porque renunciaste a tu patria, ya no eres gallego...".



Esta gentuza, estos nacionalistas que se alegran de la terrible caída, casi mortal, de un deportista, son los socios de Zapatero en Galicia.

18 julio 2008

Aquí yace la versión oficial

Quienes nunca nos hemos tragado la versión oficial del 11-M debemos estar orgullosos por todo lo defendido durante estos años. Es cierto que los magistrados del Tribunal Supremo que han elaborado la sentencia de casación no son unos héroes y que se han lavado las manos. Pero no por ello debemos olvidar que esa sentencia derrumba por completo la versión oficial y no consigue, por tanto, cerrar el caso 11-M. Años vendrán.

Nos contaron que en respuesta a la guerra de Irak en la que Aznar metió al Estado español y como castigo al asesinato de tantos niños y mujeres inocentes por la violencia de los ejércitos del trío de las Azores, Al-Qaeda, como ya hiciera en Nueva York y Londres, decidió atentar en el corazón de otra potencia infiel. Aznar, en última instancia, era el responsable de la matanza debido a su contumaz postura de postrarse, a pesar de las voces en contra de cientos de millones de españoles, ante Bush.

Pues bien, mientras que ya la sentencia de la Audiencia Nacional, la de Caminito de Jerez Bermúdez, no nombraba a Al-Qaeda por ninguna parte, ahora el Tribunal Supremo asegura abiertamente que no fue Al-Qaeda y confirma la absolución de El Egipcio, el autor intelectual que según la Fiscalía, es decir el Gobierno, organizó el 11-M. La masacre de Madrid se ha quedado sin autoría intelectual, sin inductores. También quedan absueltos Basel Ghalyoun y Almallah Dabas, las dos únicas conexiones que había, a través del comando de Virgen del Coro, con el islamismo radical.

Si no fue Al-Qaeda, ¿quién fue entonces? Según el TS el 11-M es responsabilidad exclusiva de una célula islamista formada por, qué casualidad, los "suicidas" de Leganés, a los que no se ha podido juzgar. Sí, pero, ¿qué célula es esa de la que no tenemos noticias? ¿Cuándo se creó? ¿Cuáles eran sus objetivos? ¿Cómo se llamaba? ¿Qué pruebas de cargo existen contra sus componentes? ¿Dónde vivían esos terroristas? ¿A qué se dedicaban?

De esa célula, de ese grupo responsable del mayor atentado de la historia de Europa, de esos siete "suicidas", no sabemos absolutamente nada. Nadie vio a los "suicidas" de Leganés colocar las bombas en los trenes. Ninguna cámara de seguridad los grabó. Y lo que resulta todavía más chocante, el comando de Leganés estaba integrado por delincuentes comunes, El Chino y sus cuatro compinches, y por dos fanáticos estrafalarios, El Tunecino y Allekema Lamari. Esos son los siete "suicidas" de Leganés. Esos, junto al condenado (a pesar de lo contradictorio de los reconocimientos) Jamal Zougam, un pelanas de Lavapiés que nada tiene que ver con el islamismo, son los únicos, insistimos, los únicos autores materiales, según el TS, del 11-M.

¿Alguien se lo puede creer? Es que es muy fuerte. A tenor de lo dictado por la Justicia española, el 11-M fue obra de un pelanas, de cinco vulgares chorizos y de dos islamistas de tercera división. Ni son los que están, ni están los que son.

Si hay algo claro en este asunto es que unos pocos españoles, frente al ignominioso comportamiento de la mayor parte de la sociedad, estamos dispuestos a entregar, en la medida de nuestras posibilidades, los mejores años de nuestras vidas hasta conseguir esclarecer el atentado. Muchos, por acción u omisión, no deberían dormir tranquilos. Tarde o temprano les llegará el llanto y crujir de dientes.

15 julio 2008

Cancellara en un valle de los Pirineos

Fabian Cancellara, un imponente rodador suizo del CSC, tremendos cuádriceps a punto de destrozar la bicicleta, que está a casi una hora del ahora líder Cadel Evans, acabó con el sueño de Alejandro Valverde de ganar el Tour de Francia, una carrera que este año, por la ausencia de Contador y el tipo de recorrido, parecía un traje a medida para el genio de Las Lumbreras.

En los últimos kilómetros del Tourmalet, el penúltimo puerto de la etapa, Valverde, un ecce homo, heridas cubiertas por vendajes tras su golpe contra el asfalto días atrás, comenzó a perder contacto con el grupo de los favoritos. En la cima le aventajaban en algo más de medio minuto. Un tiempo asumible, que en la bajada debería haber recortado, para ya en el llano, antes de afrontar el terrible Hautacam, donde Induráin sucumbió ante Riis en 1996, poder enlazar sin mayores problemas, gracias a la ayuda de sus compañeros de equipo, con los mejores.

Pero en esto apareció Cancellara, una locomotora a pedales, y transformó los segundos que se dejaba Valverde en el Tourmalet en una minutada insalvable en las faldas de Hautacam. Y el murciano, el ciclista más interesante, junto a Ricardo Riccó, de cuantos peleaban por el maillot amarillo, se despidió del triunfo final. Ahora el Tour queda en manos de los garrapatas, los corredores incoloros, inodoros e insípidos, aburridos a más no poder, Evans, Menchov, Sastre y demás. Una lástima.

10 julio 2008

Visca el Barcelona lliure

Dentro de unas horas sabremos si es cierta la información del diario Sport del pasado martes en la que aseguraba que Laporta, tras el varapalo de la moción de censura, presentará hoy jueves su dimisión como presidente del Fútbol Club Barcelona.

Sería, para que engañarnos, una gran noticia. Supondría el fin de un asfixiante periodo marcado por el nacionalismo radical, valga la redundancia.

El problema de Laporta no ha sido deportivo. El Barcelona ha ganado dos Ligas y una Copa de Europa, y en líneas generales se ha respetado el ideario que implantó Cruyff y al que ningún mandatario puede renunciar. Eso sí, la gestión del éxito ha sido deplorable, en estas dos últimas temporadas Laporta ha renunciado a tomar decisiones y el equipo ha acabado acusando la falta de autoridad de la directiva. Y en lo que se refiere a las secciones, el desastre ha sido absoluto. Nunca el baloncesto y el balonmano han estado tan mal como con Laporta, el responsable de que Pesic y Valero se tuvieran que ir y de mil fechorías más. En el Palau es persona non grata.

Pero con todo y con eso, insistimos, lo malo de Laporta no tiene que ver con que la pelota entre en las porterías o en la canasta. Su delito ha sido politizar al Barcelona hasta la náusea. Laporta se ha servido del Barça para lanzar su candidatura a presidir la República Independiente de Cataluña. Hasta su llegada, el Barcelona era un club abierto y plural en el que cabían todas las tendencias. Con Laporta, un patriota de hojalata, el Barcelona ha pasado a ser un equipo desagradable e incómodo para todos sus seguidores que no son nacionalistas.

En la peor tradición de las dictaduras totalitarias, Laporta, un fascista con barretina, ha utilizado a niños para teatralizar sus ensoñaciones independistas. Ha alentado en el Camp Nou el expansionismo agresivo de los països catalans. Y nunca ha dejado de hacer política. Su gran logro, dividir al barcelonismo por motivos ajenos a lo futbolístico.

Ojalá el Sport no se equivoque y podamos celebrar el fin de un mandato de catalanismo delirante. En ese caso, el Barcelona recuperaría la libertad e independencia que en aquel aciago mes de junio de 2003 perdió con la derrota en las urnas de Bassat y la llegada al poder del farsante Laporta.

07 julio 2008

Nadal, la Historia

Con su triunfo sobre Roger Federer en la Centre Court, Rafael Nadal entró en la historia del tenis. Forma ya parte de esa selecta nómina de jugadores que trasciende a su época y se instalan en la memoria del aficionado a pesar del paso del tiempo y aunque a algunos de ellos ni siquiera se les haya visto jugar: Sampras, Agassi, Borg, Connors, Lendl, McEnroe, Laver...



La gesta de Nadal va más allá de su quinto grand slam. Ganó al que casi todo el mundo considera mejor tenista de siempre, al tenista que había hecho de Wimbledon su jardincito particular (cinco campeonatos consecutivos) y de la hierba su superficie favorita (66 victorias seguidas). No ganaba un español en Londres desde que en 1966 se impusiera Manolo Santana y ningún tenista conquistaba en la misma temporada Roland Garros y Wimbledon desde que en 1980 lo consiguiera Björn Borg.

La proeza del manacorí fue homérica. La final más larga de la historia del torneo. Unas interrupciones por la lluvia que le perjudicaron. Una pista más rápida y unas bolas con menos bote que lastraban su juego. Una inquietante remontada de Federer. Tres puntos de partido desperdiciados. El recuerdo de las dos últimas finales perdidas. La agonía sin apenas luz natural...

Pero la postrera derecha del suizo se quedó en red. Y Nadal se convirtió en leyenda viva de este deporte. Fue, como tituló la prensa británica, la mejor final en la historia del tenis. Ocurrió en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, en el distrito londinense SW 19, Church Road.

06 julio 2008

Eddy Merckx en Bretaña

Alberto Contador es la versión moderna y mejorada de Perico Delgado. El escalador puro que se defiende sin problemas contra el crono. El corredor de grandes vueltas. Alejandro Valverde es la versión, menor y limitada, si quieren, de Eddy Merckx. Pero Eddy Merckx al fin y al cabo. El ciclista total que gana de marzo a octubre, clásicas y carreras por etapas, en contrarreloj (el murciano se ha impuesto en todas las que ha disputado esta temporada) y en montaña.

Vaverde comenzó ayer el Tour con el zurrón lleno (Vuelta a Murcia, París-Camembert, Lieja-Bastoña-Lieja, Dauphiné Liberé y Campeonato de España). Y, por si todavía alguien lo dudaba, ausente Contador, acabó la primera etapa, en la meta de Brest (el Finisterre francés), con el cartel de máximo favorito para llevarse la grande boucle.

Fue la típica exhibición de El Imbatido. Una demostración insultante de clase y poderío. Le bastaron los últimos 300 metros del día. Suficientes. De pie sobre su Pinarello fashion, manos en la parte baja del manillar, maillot con ribetes rojigualdas. Su arrancada ridiculiza los minúsculos ataques de sus rivales. Brazos en alto. Sin rival en este tipo de llegadas que pican para arriba. Un Tour para Valverde.

05 julio 2008

El viva España de Xavi

El futbolista del Barcelona nacido en Tarrasa (no Terrassa como incorrecta e insistentemente escriben los plumillas que publican en español), Xavi Hernández (elegido mejor jugador de la Eurocopa), se expresó así en la celabración por el triunfo de España en el torneo europeo:



Que n’aprenguin! (¡Qué aprendan!)...

04 julio 2008

Luis

Apagada la euforia, serenados los ánimos, es el momento de analizar la controvertida figura de Luis Aragonés, a nuestro juicio el principal artífice del triunfo de la selección en la Eurocopa.

Decía Andy Warhol que todo el mundo debería tener derecho a quince minutos de gloria. Pues bien, es evidente que Luis Aragonés ha tenido no quince minutos sino veinte días de gloria. Todo lo demás en su trayectoria como entrenador es completamente prescindible. Nada, Eurocopa al margen, ha aportado Luis al fútbol en estos últimos treinta años.

Lo mejor que se puede decir de Luis Aragonés es que en Austria no ha sido Luis Aragonés. Para ser justos hay que remontarse a los últimos meses del año pasado para fijar la fecha en que Luis dejó de ser Luis.

Fue el partido en que España se jugaba la clasificación en Dinamarca el que marcó un antes y un después. En Aarhus Luis, ante la ausencia de Villa y Torres, descubrió el ya famoso 4-5-1, con Tamudo como único punta. Ahí, en ese encuentro con toda la pléyade de centrocampistas y con gol antológico de Sergio Ramos tras una sucesión infinita de toques, está el germen de la victoria en la Eurocopa.

Hasta entonces lo que habíamos visto era al entrenador desagradable de siempre: un tipo que nunca acaba una sola frase, ya saben, no, no, no, este no es el tema, y tal; un personaje incapaz de articular mínimamente un discurso. Se limitaba a repetir machaconamente lo de los pasillos de seguridad y que España carecía de una condición física de base y a montar numeritos como aquel "dígale al negro que usted es mejor". Así lo solucionaba todo.

En lo estrictamente futbolístico recordemos que antes del Mundial de Alemania (torneo en el que no dio bola a Iniesta a pesar de que venía de ganar la Copa de Europa con una participación estelar) sus grandes referentes eran Raúl y Albelda. Con el siete del Madrid fue muy cobarde porque aunque estaba convencido de que era una rémora para España, en el cruce de octavos frente a Francia no se atrevió a quitarlo. Y Raúl jugó de media punta, detrás de los dos delanteros. Lamentable. Y luego Luis, durante casi dos años, organizó un esperpento, con rueda de prensa conjunta como final de traca, por carecer de narices para contar toda la verdad del asunto. Tampoco tuvo el valor de decir que Raúl era un estorbo para la selección y que no iba a volver a jugar con él en el banquillo. Mareó la perdiz y provocó un cisma nacional.

No obstante, hay que agradecer a Luis, es justo reconocerlo, el hecho de que se adaptara a las circunstancias. Hace unos meses entendió que el punto fuerte de España es la cantidad y calidad de centrocampistas creativos. Y apostó por ellos y por lo que significan. Y su legado, aunque de una gestación corta en el tiempo, es enorme. Ha ganado un título en una selección que había hecho de la derrota una rutina, ha creado un estilo, una imagen de marca reconocible, y ha colocado a España en la pole del Mundial de Sudáfrica.

Pero, ¿con qué Luis nos quedamos, con el de toda la vida, el entrenador pequeño que regalaba el balón al rival y el que hizo de jugar al contraataque un arte, o con el de la Eurocopa, el entrenador que se comportó con grandeza y que propuso un modelo basado en la belleza y el atrevimiento?

Mucho nos tememos que el verdadero Luis es, y seguirá siendo, el primero. El segundo, el de la Eurocopa, es el de los quince minutos de gloria que todo el mundo merece.

01 julio 2008

Algo más que una Eurocopa

En el fútbol, al igual que en el resto de deportes, no nos cansamos de repetirlo, siempre hay un equipo que gana. Los torneos, los campeonatos, no acostumbran a quedar vacantes. Todos los años algún conjunto levanta la Copa de Europa y en los años pares no falta una selección que se lleve la Eurocopa o el Mundial.

Pero lo que no es habitual es encontrarnos con un equipo que sea recordado no por ganar sino por cómo ganó, que cause admiración por la manera en que decidió ir a por la victoria, que asombre por su proyecto contracultural, que deje huella por acabar con todos los tópicos y mentiras establecidas.

La España de la Eurocopa de Austria y Suiza (aunque la selección sólo jugó en Austria) es uno de esos equipos. Al igual que el Brasil del Mundial de México '70 o el Ajax de las tres Copas de Europa con Cruyff a la cabeza, la España de Luis Aragonés ha demostrado que para ganar no hace falta llenar el centro del campo con cinco negros hipertrofiados, ni prescindir de la elaboración del juego, ni echarse atrás a la espera de que el rival cometa un error.

España ha derrumbado la falsa dicotomía entre jugar bien o ganar. Ha jugado bien porque es la forma más segura de ganar. En lugar de proponer un estilo tan en boga como el de la liga inglesa, todos corriendo, sin pausa, balones largos, músculo, mucho ritmo, España ha optado por jugadores livianos pero inteligentes, por masticar sobremanera el juego como arma para desgastar al rival, por la calidad individual al servicio de una idea colectiva y por defenderse a través de la posesión del balón.

¿Donde están los miserables, que son legión, que consideran que todas esas ideas eran inservibles y caducas? ¿Qué dicen ahora los defensores de la modernidad, los idólatras de Mourinho o de Rafa Benítez, entrenadores en las antípodas de lo que ha defendido España en la Eurocopa?

A partir de este momento, cuando nos hablen de los keitas y toures, de los gattusos y ambrosinis, de los vieiras y makeleles, de los de jongs y engelaars (sí, Holanda también), podremos decir que España ganó con Silva, Xavi, Cesc e Iniesta; cuando nos comenten que dominar los partidos es una superchería, les responderemos que España alcanzó la gloria gracias al toque, al juego asociativo, al control abrumador de la pelota.

Lo sentimos, pero muchos se han quedado sin argumentos.

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