Ivanovic siempre gana

Recuerdo que hace unos años tras un partido de semifinales del Tau en la Copa del Rey leí el mismo titular: "Ivanovic siempre gana". Por aquel entonces Ivanovic era uno de los técnicos más prestigiosos de Europa, Vicente Salaner le llamaba el Bobby Knight de Vitoria, con un baloncesto admirado por su frescura, sentido colectivo y equilibrio. Nada que ver con el entrenador actual, histérico y desquiciado, que ha vaciado el Palau y que, para colmo, echó a Marc Gasol del Barça.

Pero llegó la Copa de Málaga. Y el Barcelona de repente recordó, siquiera de lejos, a un equipo del Ivanovic de antes. Primero venció a un lamentable Unicaja. Luego al equipo de moda, el Juventud del magistral Aíto. Y en la final al Madrid, desfondado y sin recursos. Con un juego rápido, vibrante en ocasiones, con una defensa de ayudas constantes sin recurrir nunca a la zona, con canastas fáciles en la pintura tras asistencia.

Habrá que ver si esta transformación es definitiva, si la mejor plantilla de España consigue por fin aplicar el método Dusko. Y pronto volverá Kasun. Y la temporada que viene regresará Marc.

El Madrid corroboró todo lo que veníamos anunciando. Hay años que es mejor no levantarse. Es cierto que llegó a la final muy cansado después de haber jugado el viernes y el sábado dos partidos durísimos (al contrario que el Barcelona, que además tuvo un día más de descanso) y que las bajas de Mumbrú, Hamilton y Varda se notaron. Pero al margen de ello da la sensación de que ya no recuperará el momento dulce de octubre y noviembre. La planificación se ha hecho al revés, en lugar de ir de menos a más el Madrid va de más a menos. Necesita una rotación de once o doce jugadores para explotar sus virtudes (juego físico, contraataques, rebotes ofensivos...). Y el gran Bullock sigue sin ganar nada.