Un Estado dentro del Estado

El Mundo publicó ayer que la Guardia Civil encontró al último grupo de etarras que fue detenido en Madrid en mayo de 2002 unas notas manuscritas en vasco en las que se explicaba cómo usar los teléfonos como temporizadores. También halló tres móviles, uno de los cuales tenía taladrada la carcasa y manipulado el vibrador del altavoz de forma idéntica al de la mochila de Vallecas. ¿Por qué las Fuerzas de Seguridad no dieron al Gobierno del PP esta información? ¿Qué hubiera pasado en las elecciones si Ángel Acebes hubiera dispuesto el 11 M de las fotografías que sacó ayer El Mundo en su portada? ¿Por qué Rubalcaba y el responsable de los Tedax, Jesús Sánchez Manzano, no dijeron la verdad al juez Del Olmo cuando le aseguraron, en un informe del pasado abril, que ETA sólo había utilizado móviles como radiomando en sus atentados y nunca como temporizadores?

Además, el juez Grande Marlaska se ha visto obligado a apartar de las investigaciones contra la red de extorsión de ETA al Comisario General de Información (el jefe de la lucha antiterrorista, para entendernos), Telesforo Rubio, por su nula colaboración. Telesforo Rubio es el responsable de las filtraciones a ETA que realizaron unos policías.

Del 11 M lo único que sabemos es que la versión oficial es mentira de cabo a rabo. En cambio, de lo que sí estamos seguros es de que un sector de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado funciona al margen del poder Ejecutivo (cuando gobierna el PP) y del poder Judicial. Es gravísimo que un grupo de policías y de guardias civiles en lugar de servir a la nación y sujetarse a la ley, sirvan a los intereses de un partido (el socialista) y actúen impunemente.

¿Cuál es el papel de las cloacas de Interior, las mismas que montaron el GAL, en el 11 M? ¿Y el de la ETA? ¿A quién benefició el 11 M?