No tan mal como parece

Aunque España comenzó el Europeo de balonmano de Noruega mal, con el regalo a Hungría, y lo ha acabado peor, con un final de partido frente a Suecia que ha sido un despropósito, Iker Romero incomprensiblemente en el banquillo y una elección final equivocadísima, un lanzamiento precipitado de Mariano Ortega, que no es precisamente un cañonero, que le ha costado la eliminación del campeonato, no conviene enterrar a esta generación del oro de Túnez, ni dar por acabado el ciclo de Juan Carlos Pastor. Habrá que esperar a lo que suceda en los JJOO, si es que España consigue clasificarse.

El juego de España ha estado por encima de los resultados. Pastor buscó la grandeza, desde el primer momento pensó en ganar el campeonato, vista larga, no en ir partido a partido. Rotó, movió el banquillo, dio descanso a los hombres que más castigados suelen llegar a los últimos encuentros, con el riesgo que eso conlleva. Pero no se le puede criticar por eso. El partido contra Alemania fue extraordinario. Y ni Francia ni Suecia fueron superiores a España.

La defensa, tanto en 5-1 como en 6-0, tuvo momentos de brillantez. Y el ataque, cuando se respetaban los sistemas, cuando se jugaba disciplinadamente, resultaba imparable. Un equipo de autor. Una propuesta de gran riqueza táctica. Una búsqueda de lo colectivo por encima de lo individual. Se echó en falta, eso sí, más aportación desde los extremos, especialmente desde el derecho, donde Rocas estuvo irreconocible.

De cara a Pekín habrá que pensar en ir renovando el equipo. Los refrescantes Víctor Tomás y Carlos Ruesga deberán contar con protagonismo. Esperemos que Cristian Malmagro, un lateral derecho de categoría, una amenaza ofensiva, tan necesaria en esa posición, sea por fin convocado . Y allí regresarán a la selección Rolando Uríos y David Barrufet, ahora lesionados. No hay motivos para pensar que España no vaya a luchar por el oro.