28 octubre 2007

Los mártires de la II República y de la guerra civil

En memoria de Francisco Salvador Nivela.

Hace unas horas han sido beatificados en el Vaticano 498 mártires de España. Fueron asesinados en tiempos de la II República y de la consiguiente guerra civil por su fe, por ser católicos. Los ya beatos son únicamente una pequeña representación de los cerca de 10.000 mártires de aquella época. Fue la mayor persecución contra los cristianos desde la que promovió el emperador romano Diocleciano en el siglo III.

Esos asesinatos, no cuantitativa pero sí cualitativamente, se asemejan al holocausto judío. Al igual que los nazis, los anticlericales llevaron a cabo en España una persecución contra un segmento determinado de la población tan solo por el hecho de abrazar una fe. Los perseguidos no eran enemigos políticos ni constituían ningún tipo de amenaza. No hubo contra ellos ninguna acusación. Simplemente eran cristianos. Del mismo modo que los judíos en la Alemania de Hitler, debían ser eliminados de la faz de la tierra. Ser sacerdote o ir a misa eran hechos que merecían la muerte.

La Iglesia apoyó a los militares que se alzaron contra aquella persecución. La guerra civil fue una Cruzada. El componente religioso es la clave del bando sublevado de la misma manera que el odio contra los católicos es el factor predominante en el Frente Popular.

Los mártires, los beatos, murieron perdonando a sus verdugos y rezando por ellos. Dieron testimonio de su fe. De la Verdad. Miles de asesinados y ni una apostasía. Fueron, son, la luz del mundo.

9 Comments:

At 23:03, Anonymous Anónimo said...

Uno se pregunta, ¿dónde están esos mártires que la Iglesia beatificó ayer? Si miramos a la historia nos perdemos en la oscuridad de los tiempos. Esos 498 mártires beatificados, cuando tanto se habla de memoria histórica, es preciso clarificarlos. Hay que hablar con sentido de la historia, no dejándose llevar por el sentimiento, sino por los hechos.

Los católicos ultraconservadores y la mayor parte de la jerarquía eclesiástica han manifestado una falsa alegría por la decisión de la Santa Sede de celebrar ayer un multitudinario acto para honrar el martirio de aquellos que fueron en gran parte muertos en España por las fuerzas republicanas, dejándose llevar unos y otros por razones políticas más que religiosas.

Hace años, hice un esfuerzo para alcanzar la realidad en mi libro de memorias, Luces y sombras de una larga vida, ya que había vivido aquello de lo que actualmente se habla sin gran fundamento. Insisto, yo aquello lo había vivido personalmente, y en parte padecido, de muy distinta manera a como se cuentan ahora los hechos sucedidos, siguiendo falsos recuerdos. Muchos de los que ahora hablan no vivieron personalmente aquellos momentos y no tienen en cuenta la verdadera realidad histórica. Ya que ésta ha sido falseada por motivos políticos o religiosos de quienes los esgrimen, pero no fueron testigos de ellos.

Más nos valdría callarnos sobre lo que no vivimos, guardar sobre ello un discreto silencio.

Acabo de referirme a todo esto en una entrevista para la radio, procurando ceñirme a lo que sé directamente, sin falsear lo ocurrido con hechos que desconozco o que ocurrieron de otro modo.

Lo primero que se debería recordar es un hecho decisivo: que el papa Pablo VI dio marcha atrás a estos procesos de beatificación de quienes murieron por una u otra causa en nuestra Guerra Civil.

Afirmo, pues, que los hechos han sido frecuentemente modificados por quienes no los vivieron ni los estudiaron objetivamente. En primer lugar, por quienes no vivieron aquellos tristes sucesos. En segundo término, por los que no conocen de cerca su historia. En tercero, por los que no saben lo que es ser mártir. Y, por último, por desconocimiento de lo que la teología enseña acerca de lo que es una beatificación y una canonización.

¿Sabemos de todo esto? Son preguntas que toda persona seria, creyente o no creyente, debe hacerse. Y después adoptar la postura que le parezca más razonable.

Es el trabajo que pediría a todos los que hablan de uno u otro modo de memoria histórica. Y, si no lo hacen, deberían callarse.

Repasaba todo lo que digo en este artículo para clarificar mi propia mente y no dejarme arrastrar por la precipitación o la ignorancia.

En primer lugar, unos y otros condenaron a muerte por sus ideas al otro bando durante la Guerra Civil española. Y a veces por cosas que no tenían que ver con las ideas. Yo tuve en Aragón un tío mío, hombre de derechas, que fue asesinado por los franquistas por motivos interesados, que nada tenían que ver ni con la religión ni con la política.

Por otro lado, me interesé en mis memorias por recordar a unos sacerdotes católicos que por cumplir con su deber de lealtad a las instituciones y el Gobierno legalmente elegidos por los españoles de entonces fueron vilmente asesinados, resultaron víctimas del modo más injusto.

Esto le pasó también a muchos seglares católicos que quisieron una República democrática, y por ella estuvieron en el lado republicano, respetando siempre a quienes pensaban de otro modo, como pasó, por ejemplo, en Cataluña. Fueron fusilados de mala manera por las fuerzas franquistas, que no tenían el menor respeto alguno a sus ideas democráticas.

E incluso hubo militares republicanos de alta graduación, como los generales Miaja y Rojo, que eran convencidos católicos, así como los generales Batet y Aranguren. Por no hablar de alguien que es tenido popularmente por santo: el coronel Antonio Escobar, que luchó convencidamente por defender a la República en Barcelona en nuestra Guerra Civil y que era un ferviente católico.

Ésa y no otra es la verdadera memoria histórica.

Pero ahora el Vaticano sólo se fija en la masa de los frailes y monjas asesinados por los republicanos, y ello sin tener en cuenta su vida personal, recogiendo los nombres de 498 religiosos muertos injustamente y declarados mártires sin conocimiento detallado de sus vidas. Olvidando de paso a los muchos seglares que murieron en circunstancias semejantes por su fe y que son ejemplo para los católicos. Porque, recordemos, la condición clerical no es lo verdaderamente importante como ejemplo de vida cristiana.

Y es que, una vez más, la jerarquía eclesiástica se olvida de su manifestación de fe vital en la vida corriente y se fija en cambio en una piedad empalagosa que más bien aparta de la verdadera fe, porque no atrae hacia un Evangelio sencillo de la vida.

Es un error tanta beatificación clamorosa como la de esos 498 beatos que poco o nada dicen al cristiano que sigue la vida corriente con responsabilidad y sin alharacas. Esos flamantes beatos no aportan nada de particular para lo importante: llevar una vida responsable todos los días de la semana, que es lo que pide el Evangelio.

Conclusión: dejémonos de masivas celebraciones como la de ayer y pongamos de relieve la figura del seglar católico, que muchas veces es el verdadero mártir de la vida.

 
At 00:10, Blogger José Augusto Domínguez said...

Por Dios (nunca mejor dicho), que artículo más malo.

Mira Enrique, sedicente teólogo cristiano, a tu provectísima edad y con Polanco ya muerto, ¿a quién quieres engañar?

Dices que el bando republicano, es decir el Frente Popular, es decir Stalin, luchaba por la democracia. Curiosa lucha.

Eres un teólogo partidario de la Teología de la Liberación, es decir, del marxismo, es decir, de la ideología que ha provocado millones de muertos y de pobres.

Vete a esparragar, Enrique.

 
At 18:47, Anonymous Anónimo said...

Vete a la mierda , Enrique

 
At 10:23, Anonymous Anónimo said...

Esta es la tipica actitud chulesca y matona de la ultraderecha de toda la vida, neo-centrista ahora.

Cuando se les moja la oreja con brillantes argumentos, sultan los topicos de siempre, Polanco, millones de muertos,... y uno manda a esparragar y el otro dice que a la mierda.

A quien quieren engañar estos seguidores de Blas Piñar?

 
At 15:18, Blogger José Augusto Domínguez said...

Señor anónimo, para usted, que seguramente fue falangista y stalinista en su juventud y en la actualidad probablemente respalde el apaño con los totalitarios, ultraderechista no sea un insulto, pero para mí, que siempre he sido y sigo siendo inequivocamente liberal, sí lo es. Y de los peores.

Le pido que en adelante no me descalifique en esos términos tan graves.

 
At 16:43, Anonymous Anónimo said...

Váyase también a la mierda, anónimo "progre"

 
At 16:48, Anonymous Anónimo said...

Esto lo digo parafraseando y en recuerdo del gran Fernando Fernán- Gómez (qepd)

 
At 18:41, Anonymous Anónimo said...

Pues en recuerdo de mi tio Sebastian, te digo (a ti, anonimo ultra) que te vayas a tomar por culo, pero que si te portas bien te dejo que me la comas un poquito. (Ya te gustaria, eh?)

 
At 12:43, Anonymous Anónimo said...

Joder, el anónimo progre nos ha salido también maricón

 

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