Amedrentador Gómez Bermúdez

De la lectura del resumen de la sentencia por el magistrado Gómez Bermúdez dos hechos llamaron poderosamente la atención. El primero, su comportamiento nervioso e inseguro, atropellado en ocasiones. Muy alejado del empaque que había mostrado a lo largo de la vista oral.

El segundo, la manera en que enfatizó lo que más le interesaba a pesar de que no se compadeciera con el conjunto de la sentencia. El resumen recalcó excesivamente determinados aspectos de la sentencia (el dar por buenas las pruebas que presentó la policía, la no intervención de ETA...) y pasó de puntillas por los fundamentales (la ausencia de autoría intelectual, la no determinación del explosivo de los trenes y el asunto del Skoda Fabia).

Un Bermúdez intranquilo teatralizó la lectura de un resumen muy parcial de la sentencia. El objetivo, como ha señalado Luis del Pino, era amedrentar a todo aquél que pretendiera seguir investigando el 11-M. Había que advertir a los periodistas asilvestrados de que todo está atado y bien atado. Se trataba, en fin, de garantizar la intangibilidad, la impunidad, de las fuerzas de seguridad del Estado y de los servicios secretos. Aquí no se toca nada.

Pues va a ser que no. Señor magistrado, algunos no pararemos hasta que los autores intelectuales y materiales del 11-M sean juzgados y condenados.