No es eso, no es eso

El Madrid comenzó la conquista de la pasada Liga en el partido que le enfrentó al Barcelona en el Camp Nou. Un encuentro loco, de ida y vuelta, muy abierto. El equipo de Capello, con Guti y Gago a la cabeza, dio un buen meneo al Barça, que se libró de la derrota por una genialidad de Messi en el último suspiro. Era el 3-3.

Ese entrenador italiano que alineaba a Guti y a Gago, fue destituido, a pesar del título liguero, porque propugnaba un fútbol que no sintonizaba con los gustos del madridismo. La directiva blanca quería ver espectáculo en Chamartín. Para ello contrató a Bern Schuster, que tenía que convertir al Madrid que dejaba Capello en la versión moderna de la naranja mecánica...

Pues bien, lo que ha hecho el técnico alemán ha sido transformar al Madrid en el Liverpool de Benítez.

El Madrid se zampó hace unas horas al Barcelona en el Camp Nou como nunca antes había visto este cronista. Schuster se valió de las mismas armas que utilizó el Liverpool en los octavos de final de la pasada Copa de Europa. Asumió la inferioridad de sus recursos. Dejó a Guti y a Gago, los peloteros, en el banquillo. Propuso presión, orden, sacrificio y músculo, muchísimo músculo. Schuster pretendía que el Barcelona no triangulara por el centro. Y lo consiguió. El medio campo fue una apisonadora. Y la defensa un bulldozer, su comportamiento fue memorable. Los centrales, insuperables, se anticiparon siempre y Sergio Ramos demostró que es líder del equipo.

El Madrid se ajustó milimétricamente al guión previsto. Había que esperar atrás. No importaba que el balón lo tuviera un inane Barcelona. El Madrid confiaba ciegamente en su planteamiento. La fe blanca. Después de cortocircuitar a su rival, que desapareció del partido, el gol no tardaría en llegar. Tenía que ser un zarpazo en una contra. Y así fue. Chutazo de Baptista. La Bestia.

Schuster sale reforzadísimo del clásico. Aunque lo habían fichado para otra cosa...