Lloriqueando

Gallardón, el alcalde cercado por las ratas (se le ha infestado su mastaba de ese asqueroso roedor), el regidor responsable de un escandalazo de corrupción al por mayor en el Ayuntamiento de Madrid, no contento con querer meter en la cárcel a FJL, se niega a contestar desde hace seis meses a una petición de DENAES de levantar un monumento en Madrid a las víctimas de De Juana Chaos.

Menospreciar a las víctimas del terrorismo, lo que le faltaba a este tío.

Para completar el día, Guatequerdón, cuyas obras completas caben en un folio, reveló, entre gimoteos, su inspiración política: el gran teórico del liberalismo don Manuel Fraga Iribarne, al que ayer homenajeó...



La verdad es que el maestro está a la altura del discípulo. Dice Gallardón que Fraga, el ministro franquista, el de la calle es mía y la ikurriña por encima de mi cadáver, el político que copió en Galicia el modelo xenófobo de Pujol y que entregó esa comunidad a los nacionalistas, es el creador del centro reformista español. No es de extañar que ese engendro haya tenido un padre así. En fin, Fraga y Gallardón: polanquismo puro y duro.

Pero no acaba ahí la cosa, porque a ese homenaje estaba invitado Santiago Carrillo Solares, el héroe de Paracuellos, al que Fraga calificó de animal político.

En el libro sobre Fraga, el héroe de Paracuellos se explica así: "Pienso si no valdría la pena explorar la posibilidad de que Fraga y yo, invocando nuestra veteranía como fuente de autoridad moral, tomásemos alguna iniciativa tendente a aminorar las distancias que están separando al PP, no solo del Gobierno, sino también del conjunto de los partidos parlamentarios".

Esto es lo que hay en la derecha polanquizada.