No es la economía, estúpido

Rajoy, insistentemente: "Sólo quiero hablar de economía, de la inflación, del paro. Lo único que les interesa a los españoles es la situación económica".

Oiga, don Mariano, debería saber que ese tipo de posicionamientos, considerar que lo económico es la fuerza que lo mueve todo, es propio del marxismo.

En este blog hemos defendido en numerosas ocasiones que es la batalla de las ideas y los principios la que hay que ganar, que el siglo XX fue una lucha de ideologías, que no se trata de llenar el buche.

¿Qué ocurriría con el nuevo discurso de Rajoy si la economía no marchara tan mal? ¿De que hablaría entonces don Mariano? ¿Acaso los problemas de España se reducen a la subida de los precios y al aumento del desempleo?

Es falso que el bolsillo sea un elemento decisivo a la hora de votar. Felipe González ganaba elecciones, y por mayoría absoluta, con un 24% de paro y con España fuera del euro porque no cumplía ningún criterio de convergencia. En Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha no dejan de votar al PSOE aunque siguen igual de pobres que hace treinta años. El PP perdió en 2004 las elecciones a pesar del milagro económico de Aznar.

La media nación que se ha echado a la calle durante esta legislatura, la sociedad civil que se ha movilizado, no reclamaba la bajada del IPC, ni una disminución de la presión fiscal, ni un menor peso del Estado en el PIB. No, nada de eso. Fue una cuestión moral, de principios. Se protestaba porque el gobierno se rendía ante un grupo terrorista, porque finiquitaba la soberanía nacional, porque se aliaba con separatistas, porque atacaba a las creencias mayoritarias de la sociedad, porque colocaba a España junto a las peores dictaduras del mundo.

La cuestión era, y es, España y la libertad. No el paro y la inflación. Eso, la economía, está muy bien para situaciones de normalidad. No es el caso.