El PP huele a habitación cerrada
Una gran mayoría de votantes del PP, entre los que se encontraba quien esto escribe, consideró tras el 9-M que Rajoy, a pesar de la derrota, debía seguir al frente del partido. Rajoy, dijimos, merecía otra oportunidad. Pero no a cualquier precio. Debía pasar previamente por caja, es decir, fumigar Génova 13 y sustituir a la colección de inútiles de la que se había rodeado estos cuatros años por un equipo ilusionante y con empaque, a la altura de lo que se merecen sus más de diez millones de votantes.
Pues bien, después de tres semanas silente, de vacaciones, persianas bajadas, Rajoy parió al ratón: Soraya y Pío, buenos para nada, como decía García de Butragueño: ni una mala palabra ni una buena acción, serán los portavoces parlamentarios del PP en el Congreso y en el Senado. Ni Pizarro, ni Cospedal, ni González Pons. Ni renovación, ni ganas, ni empuje. Ni más España, ni más liberalismo. Nada. Nivel político e intelectual ínfimo. Tufo a partido viejo, empachado, sin ninguna capacidad de estímulo.
¿Que importa que esta tía, Soraya Sáenz de Santamaría, sea Abogado del Estado si como político es una nulidad, si lleva acampada en la Cadena SER no se sabe cuántos días? La hermana de un amigo de este blogger también es Abogado del Estado, número uno de su promoción incluso, y no por ello se le ha pasado por la cabeza meterse en el PP, ni siquiera en el PSOE, tan necesitado como está ese partido de gente con el bachillerato. No, la política es otra cosa. No vale cualquiera. Se necesitan unas cualidades que no se alcanzan únicamente por haber aprobado una oposición.
Con estos nombramientos, justificados por lo mucho que en ellos confía el líder, lealtad, sumisión, perfil bajo, ya saben, Rajoy ha decidido que la derecha debe asumir la superioridad moral y política de la izquierda. Don Mariano ha claudicado definitivamente en el debate de las ideas. Esa es una batalla en la que ni siquiera debemos comparecer. El triunfo nos llegará en 2012 (o en 2016) si no hacemos mucho ruido. Zapatero caerá como fruta madura. Pero nosotros callados, a esperar, que la crisis económica, una década de estas, nos aupará indefectiblemente a La Moncloa.
El PP tiene un problema, y es su Presidente. Porque él es el responsable de que el puesto que antaño honraron Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana, hogaño lo ocupe Soraya. El gobierno, las televisiones, la SER, el PSOE, El País, Gallardón, valga la redundancia, han recibido con alborozo esta decisión de don Mariano. Los mismos que difamaban, injuriaban y machacaban a Zaplana, festejan la llegada de la legionaria vallisoletana a la portavocía popular en el Congreso.
Rajoy, el mejor parlamentario de la democracia, continuará con su hato de mediocres e incondicionales. Ha elegido blindarse. No ha realizado ningún análisis acerca de las causas de la derrota electoral. No ha planteado ninguna discusión ideológica ni estratégica. No ha dado un puñetazo en la mesa. La vida sigue igual. Más de lo mismo. Pero ya sin Zaplana. Viva Arriola. Allá él. El futuro de un PP que hoy huele a habitación cerrada pasa, más temprano que tarde, por Esperanza Aguirre. Que nadie lo dude. Ojo con las declaraciones de la Presidenta: "Soraya es excelente, es mujer y todas las mujeres la apoyamos".
Está dicho todo.
3 Comments:
Rajoy no ha hecho más que lo que anunció: ir con su equipo. Y su equipo son estas personas, Soraya, Pío... los demás serán colocados cuando se celebre el Congreso y ahí es donde rodarán algunas cabezas, pero no todas, porque esto es política y hay mucha gente que vive sólo de esto, y a pesar de todo hay que saber que son personas que necesitarán un trabajo después. De todas formas creo que la imagen que se intenta dar desde ahora es bastante más favorable para nuestros intereses que la de la última legislatura, con un Zaplana que tanto parece que te gustó al frente de la portavocía.
Quieren renovación: que convoquen unas primarias y acudan a las generales con la bandera de la democracia plena, de la oxigención de todas las instituciones, de la libertad en toda España y de España misma. Con eso bastaría.
Y con una fotogénica cara que surgiera de las primarias.
Yo hubiera elegido a Pons.
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