ETA ya tiene su 11-M

ETA ha vuelto a matar, ha vuelto a destrozar a una familia . Es su naturaleza totalitaria. Siempre ha matado y no dejará de matar hasta que sea derrotada. O hasta que España, el gobierno, se rinda.

ETA ha matado a muchos políticos. Nunca a nacionalistas. De entre los socialistas, ha matado a políticos de todas las sensibilidades, desde constitucionalistas como Fernando Buesa a partidarios del diálogo como Ernest Lluch.

Es complicado meterse en la mente de un terrorista y disertar a cerca de las razones que le llevan a cometer un asesinato. ETA mata para implantar una dictadura nacionalista en el País Vasco y Navarra. Sin más.

El asesinato de esta mañana de Isaías Carrasco, hasta hace unos meses concejal socialista en Mondragón, tiene una profunda carga política. A ETA le conviene que el domingo Zetapé gane las elecciones. Para continuar dialogando. Para seguir negociando sobre política. ETA sabe que con Rajoy en el gobierno le esperan años de persecución policial y judicial. Y de fortaleza política. ETA sabe que con Rajoy en La Moncloa podrá matar pero nunca vencerá.

Los terroristas han considerado que el asesinato de un socialista a pocas horas de una elecciones generales aglutinará el voto en torno al gobierno. Zetapé será visto como una víctima que nunca cedió al chantaje de ETA. De esta manera, creen los terroristas, la victoria del PSOE el domingo está garantizada.

Y así, en el escalofriante cálculo de los criminales, Zetapé y ETA seguirán dialogando. Sobre política. Y la oferta de negociación que realizó el Congreso a los terroristas no será retirada.

Zetapé no es un asesino. Ni es responsable de la muerte de Isaías Carrasco. Pero ETA necesita que gane Zetapé. Sin él nunca alcanzará su objetivo.