Gracias, Eduardo

Ayer Eduardo Zaplana anunció que abandona la portavocía parlamentaria del PP, que deja la primera línea política y que pasa a ser un diputado raso.

Estos últimos cuatro años de Zaplana en el Congreso y de Acebes, otro que tiene por desgracia sus días contados, en la Secretaría General de su partido, no pueden calificarse sino de heroicos. Uno y otro sostuvieron, en soledad, el mensaje liberal conservador y de defensa de la Nación, en unas circunstancias complicadísimas, en un momento en el que todos los grupos querían aprovechar la coyuntura del 11-M para expulsar de la vida pública al PP, en una situación en la que se aplicaba un pacto del Tinell a nivel nacional para laminar a lo poco que quedaba del partido de Génova, 13.

Zaplana y Acebes mantuvieron a flote al PP. A cambio recibieron, no podía ser de otra manera, todo tipo de campañas injuriosas, insultos y descalificaciones, fuego amigo y enemigo. No les importó. Se podían haber confundido con el paisaje sorayesco, se podían haber dejado llevar por la corriente, pero consideraron que en política hay que moverse por valores y principios y no en función de lo que la gente quiere escuchar.

Los votantes del PP, una aplastante mayoría al menos, estaremos siempre agradecidos a la labor digna y honrada que durante estos últimos cuatro años han desempeñado Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. No porque defendieran al PP sino por su compromiso, casi en solitario, con la nación española y las libertades.