Love is in the air
Ella se llama María Eugenia Llorens. Él Pablo Morera. Ella es Subdirectora General de Transporte Aéreo. Él es un alto cargo de Air Madrid. Se enamoraron hace algún tiempo.
Ella era la responsable de inspeccionar la compañía que él dirigía. Pero... ¡ay el amor! Air Madrid estuvo operando sin traba alguna a pesar de que sufrió siete paradas de motor en pleno vuelo, de que llevaba los chalecos salvavidas, extintores y toboganes de emergencia caducados, de los gravísimos incumplimientos en servicios y horarios, de haber ocasionado miles de quejas y de aparecer en las listas negras de las asociaciones de consumidores.
En dos años y medio Aviación Civil no se ha molestado en tramitar ni una sola de las miles de reclamaciones de los viajeros. Ni una sanción, ni una contestación a los denunciantes. Claro, son peruanos y ecuatorianos... Éstos no molan. Se han quedado tiradas más de 100.000 personas. Para protestar han intentado cortar la carretera de El Prat y, al contrario de lo que sucedió con los sindicalistas huelguistas el pasado agosto, fueron expulsados a empujones. Como son pobres...
Air Madrid volaba sin cumplir las normas de seguridad. Pero a las ministras de cuota y del Vogue les preocupa la doble Wooper.
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