Un gran general, un dudoso coronel
La táctica es la maestría que aplican los coroneles a situaciones concretas de combate. La estrategia es el arte que emplean los generales para dirigir operaciones globales. La labor estratégica de Frank Rijkaard no admite discusión. Ha ideado un Barça intratable en guerras largas como la Liga o en eliminatorias que se resuelven en 180 minutos. Pero su desempeño táctico en escaramuzas o batallas menores es como mínimo discutible.
El único enemigo del Barcelona en el Mundial de Clubes era el cansancio físico. Respuesta del bueno de Rijkaard: repetir en la final del domingo la alineación de la semifinal del jueves. ¿Era necesario que contra el América se machacaran las figuras? ¿No tiene el Barcelona una plantilla suficientemente larga para ganar este torneo de medio pelo sin necesidad de insistir con el mismo once?
Rijkaard es un gran psicólogo, maneja muy bien el grupo y las ideas fundamentales las tiene claras, pero el problema llega cuando se enfrenta a obstáculos a corto plazo. No preparó bien la final de la Supercopa de Europa contra el Sevilla, pues fundió a los jugadores unos días antes en la Supercopa de España y en el Gamper. No ofreció esta mañana ante el Inter de Porto Alegre ninguna solución para arreglar la pobre imagen del equipo, consecuencia del lamentable estado físico de los jugadores, que acusaron la falta de descanso y el jet lag. Rijkaard es lento de reflejos, le cuesta interpretar los partidos que se tuercen y se deciden por detalles. Va a lo cómodo, si una alineación funciona no la toca... hasta que la cosa ya no tiene remedio. ¿Por qué no entró antes Xavi, que sí estaba fresco? ¿Por qué no permitió que revolucionara el partido Giovani Dos Santos, que es como Messi pero en negro?
Todos los equipos a los que se enfrenta el Barcelona quieren ser el hombre que mató a Liberty Valance. Rijkaard debería ser consciente de ello. De nada vale juntar a Iniestas, Decos, Ronaldinhos... si no pueden ni con su alma. Este Barcelona, que seguramente es el mejor Barcelona de siempre, no puede desaprovechar la oportunidad de colocarse a la altura de los mejores equipos de la historia del fútbol: el Madrid de Di Stéfano, el Ajax de Cruyff, el Milan de Sacchi... Para ello debería tomarse más en serio todas las competiciones (parece que el Barcelona fue a Japón a promocionar a Ronaldinho) y dejar de regalar títulos.
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