10 diciembre 2006

Un dictador atípico

Me acabo de enterar de la muerte del dictador Augusto Pinochet. Uno de los pocos dictadores, por cierto, que la izquierda no admiró. Tal vez porque el régimen autoritario que implantó en Chile acabó con el intento de Salvador Allende de instaurar una Cuba castrista en los Andes.

Mientras la izquierda, y por extensión los medios de comunicación, aplaudía a Fidel Castro, Daniel Ortega, Eric Honecker, Nicolae Ceacescu, Enver Hoxha, Slobodan Milosevic, Deng Xiaoping, Sadam Husein, Mengistu, Pol Pot, Kim Il Sung... satanizaba a Pinochet. La grosería llegaba hasta tal punto que Baltasar Garzón, ese juez de acrisolada pulcritud jurídica, intentó convertir la Audiencia Nacional en un Tribunal Penal Internacional y a punto estuvo de enchironar a Pinochet. Eso sí, con Fidel Castro todo era incienso.

Siempre el doble rasero, la ley del embudo. En la Cadena SER imparte lecciones de ética Santiago Carrillo, que asesinó en Paracuellos a más personas que Pinochet durante todo su régimen.

Pinochet no fue, desde luego, un demócrata liberal, pero salvó a Chile del totalitarismo comunista y, al contrario de lo que sucede con los dictadores de izquierdas, convirtió a su país, tras unos primeros años de intervencionismo estatal, en uno de los más prósperos de Iberoamérica, al aplicar los postulados económicos de la Escuela de Chicago. Lo cual no quiere decir que el éxito económico justifique la tortura y la falta de libertades. Pero hay que reconocer que las tres mil personas desaparecidas durante su dictadura, tan cacareadas por la propaganda progresista, fueron en su inmensa mayoría terroristas marxistas más nocivos que el propio Pinochet. Al cabo de 17 años de control férreo del poder se sometió a un referéndum, que perdió. Aceptó la derrota y dio paso a una democracia que se ha consolidado con el paso de los años.

Los liberales defendemos que no hay sistema más justo ni más próspero que el Estado de Derecho, por eso nos repugna Pinochet. Por eso nos repugnan los dictadores que la izquierda idolatra.

3 Comments:

At 13:12, Anonymous Anónimo said...

Recuerdo una fotografía de Garzón con el Procurador Anti- Mafia de Palermo, publicada en La Vanguardia. En aquel tiempo, Garzón perseguía a Pinochet, y no había dejado del todo tranquilo a Gonzalez.......

 
At 20:49, Anonymous Anónimo said...

Blogger, creo que te has pasado dos pueblos o más...
Sólo decirte que para escribir esto mejor dedicar tu tiempo a otras necrológicas como la del pobre Lauren Postigo(ése sí que fué grande) y además que me encantaría oirte recitar este panfleto, artículo o como lo llames en una manifestación en medio de Santiago de Chile, a ver si opinan que sus hijos eran terroristas.
Personalmente opino que la dictadura no debe aplicarse nunca, ni de izquierdas, ni de derechas, yo no la clasifico, es lo mismo siempre.

 
At 08:45, Anonymous Anónimo said...

Aquello fue otra fechoría de Garzón. ¿Por qué tenía que juzgar la AN española a un dictador chileno? Si Chile es una democracia, que lo juzguen ellos. ¿Y por qué Garzón no juzga a Fidel Castro, que sigue en el poder? Eso sí que sería útil para los cubanos.

Es evidente que Pinochet asesinó y torturó a mucha gente que pasaba por allí pero la mayoría de sus víctimas eran terroristas marxistas que pretendían imponer un régimen más terrorífico que el suyo.

No todas las dictaduras son iguales. Unas son malas y otras peores. Sólo hay que ver ccomo quedó España tras la muerte de Franco o Chile tras el abandono del poder de Pinochet y como quedará Cuba tras la caída, esperemos que dentro de no mucho tiempo, de Castro.

 

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