Otra tarde mágica en el Palau

El Barcelona de Xesco Espar, desahuciado en la Liga, en una situación que no se recordaba en el último cuarto de siglo, humillado hace dos semanas en Pamplona, recuperó ayer su espíritu ganador en la competición en la que ha cimentado su leyenda y remontó los tres goles de desventaja que traía de Montpellier. El peso de las siete Copas de Europa, el peso del Palau...

Este Barça no es, evidentemente, aquel equipo imbatible de Valero Rivera que revolucionó el balonmano con una defensa 5-1, un ritmo altísimo de juego sin cambios ataque-defensa y la utilización de dos hombres por puesto. Es un equipo más convencional que no recuerda en nada a aquél, pero no le faltan grandes jugadores, con el gran Íker Romero a la cabeza.

El nivel del balonmano en España es altísimo desde hace unos años. La igualdad entre los equipos grandes es máxima, con lo que luchar por todos los títulos supone un gran desgaste. Por eso no le perjudicará al Barça centrarse exclusivamente en la Copa de Europa, su torneo.

Apuesten por la Octava.