Un 'aquaplaning' destrona al rey de la lluvia
En la vuelta 41, a los pies del Monte Fuji, Fernando Alonso se quedó (casi) sin opciones de llevarse su tercer Mundial. Todo se empezó a complicar el sábado en la Q3. El enésimo sabotaje de su escudería (otra vez las presiones de las ruedas) le dejó en bandeja la pole a Hamilton. No obstante, Alonso, el rey de la lluvia, estaba confiado: el agua parecía garantizada durante la carrera. Aquello tenía que ser un festival, como en Nurburgring. Pero no llovió, diluvió, con lo que apenas había visibilidad sobre la pista por la estela que dejaban los monoplazas. Toda la ventaja era para el que lideraba la prueba. Adelantar a Hamilton, un imposible.
No sólo eso. Tras la primera parada en boxes, el coche de Alonso se convirtió extrañamente en una tortuga. Se encontró con todo el tráfico. Y luego vino el choque con Vettel, que destrozó la parte trasera de su McLaren. Entre unas cosas y otras Alonso estaba a un mundo de Hamilton. Pero una vez más, en las peores condiciones, sacó su talento. Comenzó a arriesgar. Décima a décima se acercaba al británico. Hasta que un maldito e inmenso charco acabó con su reinado.
El mejor piloto no será este año campeón.
1 Comments:
Deberían analizar el charcho, ya verás como tiene material genético de Hamilton ^_^
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