Perdón

Al igual que ha hecho FJL en su blog y en su programa de radio, yo también me veo en la obligación de pedir perdón.

Pido perdón a familiares y a amigos. También a mis (escasos) lectores. Les pido perdón en la medida en que mi defensa de la candidatura de Mariano Rajoy a la presidencia del gobierno les haya podido influir o condicionar, siquiera un ápice, en el caso de le hayan votado. Les pido perdón ante la posibilidad de que se hayan podido molestar por mi vehemente apoyo a Rajoy. No merecía la pena. Me ha estafado.

Tras su infame e impresentable discurso en Elche el pasado sábado, rompo definitivamente con Mariano Rajoy Brey. Le he votado dos veces. Nunca más.

Rajoy me ha engañado en lo personal y en lo político. En lo personal porque daba la impresión de que era una buena persona, algo tibio pero honesto, perezoso pero de fiar. Nada más lejos de la cruda realidad. Los puntapiés que estos días le ha propinado a Esperanza Aguirre, a la COPE y a El Mundo, son la prueba de ello. Y en lo político porque parecía liberal y aparentaba creer en la Nación española. Pero ahora resulta que no le gustan los liberales y considera que el poder reside en los territorios, en los barones, en el aire limpio y claro de las provincias.

El problema de Rajoy no es que sea, con ser eso grave, una máquina de perder elecciones. Ni tampoco que no haya aportado absolutamente nada digno de mención a su partido en los treinta años que lleva en él. El problema es que ahora sostiene un discurso que nada tiene que ver con lo que defendía antes del 9-M. De llamarle catorce veces mentiroso a Zetapé en los debates y de decirle que ha traicionado a los muertos, hemos pasado a recibir, un día sí y otro también, loas de El País, alabanzas de la SER, vítores de La Sexta, aplausos de RNE, aclamaciones de Tele 5, ditirambos de TVE, ovaciones de Público, elogios de La Vanguardia, apoyos de Punto Radio, palmas de El Periódico de Cataluña, vivas de Antena 3...

Los medios de comunicación favorables al Pacto del Tinell y al cordón sanitario contra el PP, los que machacan y vituperan a Esperanza Aguirre, se han vuelto incondicionales de Rajoy, el Ministro de la Oposición. Algo falla. Yo, desde luego, no he sido el que ha cambiado.