Rajoy dèjá vu

En el debate de investidura de Zetapé, Rajoy estuvo regular tirando a mal, aunque mejor de lo que cabía esperar de un tipo del que se sospecha que se ha rendido y entregado al cambio de régimen.

Lo que dijo ayer Rajoy se lo hemos escuchado mil veces. Hace un mes todavía tenía su gracia. Ahora, tras dos elecciones perdidas y una renovación que ha sido la antítesis de una renovación, no.

El discurso de Rajoy suena demasiado cansino. Elude lo fundamental (la negociación política con ETA entrega de Navarra incluida, Estatuto catalán -y valenciano-, situación de la justicia, 11-M -sí, 11-M-...) y se recrea en lo accesorio (economía -pero sin proponer una sola idea-, trasvases de agua...). Como siempre pero en un tono aburridísimo, con unas formas de opositor desmotivado.

Ni Viri se cree que Rajoy pueda llegar a 2012. El líder, por decir algo, del PP es incapaz de generar ilusión y confianza. Es un cadáver político. Su presencia ahí, frente al tío que le ha ganado siempre, elecciones y debates, resulta excesivamente empachosa.

¿Cuánto queda para que veamos una nueva escena del sofá, con Zetapé, Bono y Rajoy donde antes se sentaban Felipe González, Peces y Fraga?