El momento de gloria de Sastre en Alpe d'Huez
Carlos Sastre, formado en El Barraco, cuna de héroes, cuñado del inolvidable Chava Jiménez, gran persona, dicen, y ciclista, hasta ayer, gris, diésel, inane, casi transparente, sacrificado hombre de equipo, tocó el cielo en la cumbre de leyenda por excelencia del Tour, en Alpe d'Huez.
Sastre es de esa clase de corredores que han hecho de la regularidad, virtud, a costa, eso sí, de pasar desapercibido, salvo para los especialistas en la materia, a lo largo de toda su ejemplar trayectoria. De nada le ha valido haberse clasificado cinco veces entre los diez primeros del Tour. A nadie le importa tal logro. El reconocimiento, los focos, siempre se los llevan otros, más espectaculares, más atractivos para el aficionado. Pero a sus 33 años, se ha rebelado contra el destino y contra su genética, que parecía impedirle destacar, escapar de la oscuridad.
El abulense atacó prácticamente en la primera de las veintiuna revueltas de la montaña mágica. Su ritmo, sostenido pero implacable, le distanciaba, poco a poco, del grupo de favoritos. Veinte, treinta, cuarenta segundos, minuto, minuto y medio, dos minutos... Evans, el destinatario del ataque, se volvía loco. El atrevimiento (y la fuerza) del español no entraba en el guión. Al final, en la general, Sastre, maillot amarillo, aventaja en 1'34'' al aussie, distancia que se antoja insuficiente ante la contrarreloj de 53 km. del sábado, en la que Evans será un rodillo. En cualquier caso, nadie le podrá quitar a Carlos Sastre Candil su momento de gloria. Se lo merecía.
2 Comments:
Comentario del blogger el 15 de julio: "Ahora el Tour queda en manos de los garrapatas, los corredores incoloros, inodoros e insípidos, aburridos a más no poder, Evans, Menchov, Sastre y demás. Una lástima."
¿Y? ¿Acaso hay una contradicción entre lo defendido antes y lo sostenido ahora?
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