El triunfo de la voluntad
En esta apoteosis del deporte español, que es más que una edad de oro patria, pues bien se podría decir que estamos ante una de las cumbres de la historia del deporte mundial, Carlos Sastre Candil, CSC, es una rara avis.
Nadal, Gasol (y prácticamente todos los componentes de la selección nacional de baloncesto), Casillas, Torres, Cesc, Fernando Alonso, Jorge Lorenzo o los también ciclistas Contador y Valverde, destacan por su talento natural, lo que les lleva a conectar con pasmosa naturalidad con crítica y público. Son admirados allí donde van por su carisma innato, todo el mundo querría ser como ellos, haber nacido con un ADN ganador, estar predispuesto a triunfar casi desde la cuna.
Sastre es otra cosa. Ejemplifica como pocos a los forzados (forzados, no esforzados, como incorrectamente se dice) de la ruta. Corredor al que no le sobra un gramo de talento pero al que nunca le falta esfuerzo, sacrificio, dedicación, compromiso, voluntad, entrega. Sastre, un asceta, un puñado de huesos cubiertos de pellejo, rostro que refleja el paso del tiempo, palmarés ridículo, ciclista siempre invisible, gregario toda su vida, ha ganado el Tour sin dar una pedalada de más, gracias a un único golpe, su ataque en Alpe d'Huez, y a una demostración de dureza mental, cuando todo el mundo esperaba a Evans, en la contrarreloj final.
El de 2008 ha sido un Tour de transición, limpio, ciclistas con la boca abierta subiendo los puertos, sin exhibiciones increíbles, pero mediocre, a la espera de que Alberto Contador marque una época, con el permiso de la nueva ola que conforman el pequeño de los Schleck (el luxemburgués ha sido el mejor escalador de este Tour y si su compañero Voigt no le hubiera destrozado en Hautacam tal vez le habríamos visto no sólo de blanco en París), el austriaco Bernhard Kohl (tercero y ganador de la montaña), el checo Roman Kreuziger (duodécimo), el italiano Vincenzo Nibali (vigésimo), el holandés Thomas Dekker o el alemán Linus Gerdemann (estos dos últimos, lesionados, no pudieron participar en la grande boucle).
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