05 noviembre 2006

Carta abierta a don Mariano

Don Mariano, sin duda fue injusto que el 14 de marzo de 2004 no alcanzara la Presidencia del Gobierno, nunca hubo un candidato tan preparado como usted. Don Mariano, usted es el parlamentario más brillante de la democracia. En alguno de sus discursos, como los que leyó en el Congreso contra el Plan Ibarretxe o el Estatuto de Cataluña, impartió una lección difícilmente superable de Derecho Constitucional.

Pero en ocasiones, don Mariano, desconcierta a muchos de sus votantes. El respaldo que ha prestado a Piqué y a Arenas es incomprensible. Usted es perfectamente consciente de que estos dos líderes regionales han traicionado a sus votantes. El primero de ellos quería pactar con CiU, un partido xenófobo y separatista, y el segundo ha colaborado en la perpetración de un estatuto que habla de la realidad nacional andaluza (sic), eso sí, en el marco indisoluble... ¿Por qué Piqué y Arenas merecen su apoyo?

Don Mariano, usted, que ha propuesto una reforma constitucional para reforzar la unidad nacional y cohesionar el Estado, sabe mejor que nadie que el PP se tiene que desmarcar de toda reforma estatutaria, que por definición va siempre contra el interés nacional. El PP jamás debió intervenir, ni siquiera para mejorarlo, en la aprobación de ese bodrio infecto que es el Estatuto de Andalucía. Don Mariano, si El País y Abc aplauden, malo.

No nos parece bien, don Mariano, que usted, que es un hombre tranquilo y moderado se ponga nervioso y desbarre ante la irrupción de Ciudadanos. Este nuevo partido ha devuelto a muchos catalanes la esperanza, pues hasta ahora no tenían a qué agarrarse. Ciudadanos nace para defender la nación española y las libertades individuales, tal vez porque el PP no salvaguarda esos principios en Cataluña. Creemos que es inaceptable que usted compare a Ciudadanos con los partidos de Jesús Gil y Mario Conde. No se equivoque, don Mariano, Ciudadanos es un partido amigo.

Don Mariano, ante el peligro inminente de que el Gobierno conceda a ETA la autodeterminación del País Vasco, la anexión de Navarra y la excarcelación de los terroristas, no parece muy razonable que usted se dedique a ofrecer pactos a Zapatero, que, por supuesto, siempre son rechazados. Don Mariano, debe usted encabezar un movimiento civil, que denuncie con firmeza en la calle y ante la justicia este ataque a la libertad y la dignidad de los españoles que está cometiendo el gobierno del PSOE. España está a punto de desaparecer, si es que no lo ha hecho ya, como nación. Algo tendrá que hacer para reconducir la situación, don Mariano.

Todo pasa, don Mariano, por recuperar para su partido un discurso más contundente e ilusionante, que movilice a los que se han hastiado por tanto pasteleo y apaño. Algunos compañeros suyos, muy queridos por la base social de su partido, le podrían servir como modelo. Don Mariano, más Zaplana y menos Arenas, más Vidal-Quadras y menos Piqué, más Esperanza Aguirre y menos Gallardón. Don Mariano, algo estará haciendo mal cuando los que levantan la mano para avalar su postura son personas tan poco edificantes, en lo ético y en lo estético, como Celia Villalobos, Rita Barberá y Manuel Fraga.

Don Mariano, tampoco nos parece bien el poco entusiasmo que muestra en relación al esclarecimiento del 11-M. Aunque la labor de Zaplana y Jaime Ignacio del Burgo es irreprochable, nos gustaría que a diario, usted, líder de la oposición, recordara que el sumario del juez Del Olmo no hay por donde cogerlo, que se han falsificado pruebas, que todavía no sabemos qué fue lo que explotó en los trenes... Don Mariano, si, como es de esperar, ha seguido la investigación periodística del 11-M, sabrá que sólo hay dos posibilidades, o atentado de ETA o autogolpe de una parte de los servicios secretos y de la policía. Entonces, ¿por qué su actitud es tan sumisa, tan meliflua respecto a la versión oficial? El 11-M es la clave de todo, el alfa y omega. Tendremos la paz de los terroristas porque hubo un 11-M y hubo un 11-M para que los terroristas consigan su paz. Despierte, espabile, don Mariano.

Nunca es tarde, si de servir a la causa de España y de la libertad se trata, para rectificar. No nos falle, don Mariano.

Un cordial abrazo.

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