¿Merece la pena votar al PP?
Sí, es cierto que todos los miembros del PP del País Vasco y algunos del PP catalán son los héroes de nuestro tiempo, que es más difícil ser del PP en algunas regiones españolas que del PCE en tiempos de Franco, que personas como Esperanza Aguirre, Eduardo Zaplana o Ángel Acebes dignifican la política y la democracia pero, ¿merece la pena votar al partido de Alberto Ruiz Gallardón y Josep Piqué, al partido de Núñez Feijoo y Jaume Matas, al partido de Mariano Rajoy, liberal los días pares, centrista los impares?
Como dijo José María García, el problema de Rajoy es que si bien no ensucia por donde pasa, tampoco limpia. Va siempre de lado. No toma decisiones. Excelso, casi siempre, en el Parlamento, pusilánime en el día a día, como líder de la oposición (¿por qué no dice nada acerca del 11-M? ¿Por qué esa parálisis en un asunto tan crucial?) y como presidente de su partido (¿por qué Gallardón y sus discípulos no son, no ya expulsados, sino ni siquiera apercibidos? ¿Por qué la banda gallardonita está tan envalentonada?).
El objetivo del PP en Cataluña, salvo en el caso de Alberto Fernández en el ayuntamiento de Barcelona, es apoyar a los candidatos de CiU, la extrema derecha nacionalista xenófoba, para auparlos a las alcaldías.
Núñez Feijoo nunca habla en español en el parlamento gallego, se considera galleguista y critica el estatuto andaluz por españolista y por sus excesivas referencias a la unidad de la Nación.
Jaume Matas, definitivamente piqueizado, acaba de fichar para el PP balear a una tiparraca pancatalanista, a una tal María de la Pau Janer, una señora a la que le repugnan los principios que defienden los dirigentes PP estatal, sí, la que estuvo apoyando a Artur Mas en el mitin en el que el entonces candidato a la Generalidad por CiU se comprometió ante notario a no pactar jamás con el PP.
Y el jefe de esta siniestra cuadrilla, el sujeto más peligroso para la derecha liberal española, Gallardón. Dice el alcalde de Madrid que el sumario del 11-M instruido por el juez Del Olmo es minucioso. ¡El sumario de Del Olmo, que es un ejemplo de prevaricación al por mayor por el que algún día tendrá que rendir cuentas ante la Justicia, que ni siquiera recoge un análisis de los explosivos, el arma del crimen! Gallardón, el caballo de Troya de Polanco en el PP, se ha postulado, ante el silencio de Rajoy, como número dos a la lista al Congreso para 2008. Si esto ocurriera, si la persona a la que no le importa pasar por encima de 192 muertos y 1.500 heridos con tal de llegar al poder (venga, queréllate) va en esa lista, se atribuiría la victoria de Rajoy o se presentaría como solución en la derrota y por tanto, en cualquier caso, supondría el fin del PP como alternativa al socialismo, como sostén de las libertades y de la nación española, como defensor de los valores liberales y de la herencia cristiana. Se cumpliría el sueño de Polanco, que dispondría de dos partidos.
¿Por qué votar al PP si Rajoy no garantiza que Gallardón jamás irá en la lista del PP al Congreso, si consiente que los piqués, feijoos, matas... agredan a su base social?
6 Comments:
Hoy he escrito también sobre el tema... Parece como si el PP estuviera suicidándose o lo estuvieran suicidando...
Lo malo de estar al mando y no ejercer es que estás a verlas venir. Sin rumbo, a merced del viento, sin una iniciativa clara. Eres frágil. Y Mariano, en ocasiones, parece tan frágil...
Saludos, Josete
Estoy totalmente de acuerdo con vosotros. Yo escribí sobre esto hace un tiempo y algunos militantes del PP se ofuscaron, acusándome de estar en la extrema derecha. pero me alegra saber que más gente se está dando cuenta de esta triste realidad: el PP está dejando de ser una alternativa para los que estamos en la derecha o el liberalismo. Un abrazo.
El PP se está convirtiendo en una versión beta del P$O€. Cualquier cosa vale para alcanzar el poder. Ni valores, ni principios, ni honestidad, sólo el poder. Que les den. Que les den a todos. Arriba España!!! Arriba siempre!!!
Josete, son acertadas por lógicas todas tus preguntas.
Pero una cosa: el PP debe elegir entre ser un gran partido de 10 millones de votantes y aceptar tendencias internas o uno de 5 millones todos ellos muy juntitos y sin discrepancias internas.
Ése es un problema lógico de partidos tan grandes. Simplemente -y recurro a la teoría de Ortega- hay que sobrellavarlo de la mejor manera posible buscando un equilibrio justo. Cuando sea necesaria un purga se hará pero no es el momento.
No, evidentemente no merece la pena votar al PP. Yo al menos no le votaré, votaré al PSOE.
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