Señor, una indecencia

Señor, el pasado lunes le concedió el Toisón de Oro, la máxima distinción de la monarquía española, al rey Abdulá de Arabia Saudí. Señor, eso fue una indecencia no mucho peor que haber condecorado a un jerarca nazi o a un líder comunista.

Señor, el tal rey Abdulá es un sujeto repugnante, dirige una de las dictaduras más abominables del mundo y financia una red clandestina de terrorismo a través de la construcción de mezquitas en el extranjero. En Arabia Saudí las mujeres no son sujeto de derecho, su condición es similar a la de muchos animales. En Arabia Saudí no existen libertades de ningún tipo, no se pueden edificar templos de religiones distintas a la musulmana, los homsexuales son encarcelados y ejecutados... En Arabia Saudí, por supuesto, rige la sharia, la ley islámica.

Señor, es de sobra conocida su querencia por el hablando se entiende la gente, hay que intentarlo y si se consigue se consigue (desde Aristóteles el pensamiento occidental no había alcanzado cotas tan elevadas), pero eso no justifica que el jefe de Estado de todos los españoles estreche lazos con el representante del wahabismo, esa cosa liberticida.

Señor, que el presidente del gobierno promueva la Alianza de Civilizaciones es una desgracia que tiene solución. Si a los españoles no nos gusta esa política la podemos cambiar. Pero señor, a usted no lo podemos votar (ni botar).

El episodio del Toisón de Oro, una indecencia. Señor.