07 agosto 2006

Qaná, La Habana, Guecho... la misma batalla

La batalla de la libertad. Islam o libertad, comunismo o libertad, nacionalismo o libertad.

Los terroristas de Hezbolá declararon la guerra a Israel mediante el secuestro de dos soldados y a diario lanzan cientos de misiles contra la población civil israelí. El Tsahal, uno de los ejércitos más escrupulosos del mundo, responde a esos ataques. En la aldea libanesa de Qaná destruyó dispositivos mediante los cuales Hezbolá masacra a civiles israelíes. En ese ataque murieron varias decenas de niños libaneses porque Hezbolá los colocó junto a sus infraestructuras. Israel, los días previos a la operación aérea de Qaná avisó a la población civil por radio, por teléfono y mediante el lanzamiento de octavillas para que abandonara la aldea y abrió pasillos de seguridad para facilitar la huida pero los milicianos de la organización chií los bloquearon. Hezbolá asesina a civiles israelíes para aterrorizar a Israel. Hezbolá busca que mueran civiles libaneses para que Israel sea demonizado. La ONU, la UE y demás burócratas consideran que la respuesta de Israel es desproporcionada. ¿Pero acaso fue proporcionada, recuerda Charles Krauthammer, la respuesta de Estados Unidos tras la agresión de Pearl Harbur o la de Reino Unido tras el bombardeo alemán que sufrió en la IIGM? Esto es una guerra. El objetivo de Israel es acabar con los terroristas. El objetivo de los terroristas es asesinar civiles. Israelíes o libaneses. Lo mismo da. La guerra que libra Israel es legítima. La que libra Hezbolá es repugnante, pues instala familias con el máximo número de niños en las aldeas, barrios y casas en donde se ubican los lanzacohetes que machacan diariamente el norte de Israel.

En Cuba, la isla de las doscientas cárceles, de los cien mil presos, de los millones de exiliados, parece que a Fidel Castro, el monstruo de Birán, el viejo criminal, le llega su San Martín. El régimen liberticida que ha hundido en la miseria a los cubanos, el de las ejecuciones, torturas y prostitución, el régimen que encarcela a homosexuales y sidosos, el de los Comités de Defensa de la Revolución en cada manzana, el de los chivatos y delaciones, está ya en su estertor. Ahora, tras 47 años de opresión comunista, los cubanos podrán elegir su destino. Se vislumbran dos propuestas. La de los disidentes que han permanecido en Cuba y la de los más de tres millones de exiliados en Miami. Los primeros han interiorizado el discurso de la dictadura, pretenden que Castro encauce el proceso democrático y son apoyados por la Iglesia católica. Los segundos condenan sin miramientos el marxismo, esa ideología atroz y pretenden que no queden impunes los responsables de este medio siglo de crímenes. Miami es la esperanza de Cuba.

En España, el gobierno socialista, negocia con una banda terrorista que ha asesinado a casi mil personas. No importa que los terroristas no se arrepientan, ni que amenacen con volver a asesinar, ni que el terrorismo callejero vuelva a las calles del País Vasco, ni que la extorsión continúe, ni que agredan a Gotzone Mora y a cargos del PP... El gobierno socialista permite que Batasuna, una organización terrorista según el Tribunal Supremo, se manifieste y se presente a las próximas elecciones. En la negociación con los terroristas, el gobierno ofrece, a cambio de la paz, la autodeterminación de Euskalherría y la anexión de Navarra, los dos motivos por los que ETA ha asesinado durante casi cuarenta años. ¿Quién tenía razón, los muertos o los terroristas? El gobierno de la paz ya se ha decantado.

Y los medios de comunicación, como siempre, al servicio del mal (islam, comunismo, nacionalismo) y en contra de los buenos (Israel, exilio de Miami, víctimas de ETA). ¿Ganaremos la batalla?

2 Comments:

At 11:56, Anonymous Anónimo said...

Voy a hacer un comentario a propósito de estar leyendo ahora mismo el libro "The Case for Democracy", porque ayer leí algo interesante que viene al caso.

En este libro, Natan Sharansky habla de claridad moral. Y es que, la falta de claridad moral a la hora de juzgar a uno y otro lado debe tenerse en cuenta.

Esta diferencia moral es obvia entre los que viven en la sociedad libre del pueblo de Israel y lso que viven bajo la sociedad del miedo del pueblo libanes o Palestino. En un lado, los extremistas que se inmolan delante de un mercado cargándose a inocentes civiles israelíes son considerados por la Autoridad Palestina o por los terroristas de Hezbolá como mártires por una causa justa; además, nombrarán calles o estadios de fútbol con el nombre del terrorista, todo con el fin de adoctrinar a miles de chicos palestinos a que sigan los pasos de los mártires. Por el contrario, el terrible ataque de Baruch Goldstein, un judio que se inmoló en una mezquita de Hebrón, es considerado por casi todos los israelíes como una marca verguenzosa en su país.


Las diferencias morales no terminan aqui. Existe una evidente diferencia moral entre los ataques terroristas que sufre Israel y las operaciones anti-terroristas que puede llevar a cabo Isreael.

De un lado, terroristas palestinos o libaneses de Hezbollá apuntan deliberadamente hacia zonas civiles cuando lanzan sus misiles katyusas. En las operaciones anti-terrirstas israelíes a veces se hiere/daña/mata a inocentes civiles palestinos o libaneses, pero Israel nunca apunta deliberadamente a los civiles. Al contrario: cuantas menos vidas inocentes se lleven en las operaciones anti-terroristas, mayor será el exito de la operación. Por contra, en los ataques de los terroristas palestinos o libaneses, cuanto mayor sea el número de civiles asesinados, mayor será considerada la acción como UN ÉXITO.

Por eso, como diría Sharansky, los que tratan por igual a los terroristas palestinos/libaneses y al ejército de Israel, calificando de igual de reprochables las acciones de unos y otros que "alimentan el ciclo de violencia" o "responden desproporcionadamente" a los ataques... todos estos diplomáticos, burócratas e iluminados de todo el mundo (muchos europeos), todos ellos poseen una entera ceguera moral.

 
At 05:17, Anonymous Anónimo said...

Muy oportuno tu comentario. En efecto, Israel trata de evitar las bajas civiles libanesas (y palestinas en su momento) hasta tal punto que en ocasiones sus intereses se ven perjudicados. Cuando Israel avisa a la población civil para que abandone una aldea o un barrio ofrece información a Hezbolá, que la utiliza para preparar emboscadas a los soldados israelíes.

Si a Israel no le importasen los muertos civiles arrasaría el sur del Líbano en unas horas.

Por tanto, el hecho de que Israel pretenda minimizar las bajas civiles libanesas (o palestinas), por un lado supone que las operaciones se alarguen, lo que provoca mayor número de asesinados entre su propia población y por otro que su ejército sufra también más bajas porque las misiones son más arriesgadas.

De todos modos, aunque la suicida Europa no lo quiera ver (y Sharansky tampoco) el problema no es, o no sólo, el terrorismo sino la ideología que los sustenta: el islam. Como recuerda Larry Elder, los musulmanes "se basan en las Leyes de su Profeta, escritas en el Corán, que dicen que todas las naciones que no reconocen su autoridad son pecadoras, que declarar la guerra contra ellos dondequiera que se los encuentren es su derecho y su deber como también lo es hacer esclavos a todos los que puedan tomar como prisioneros, y que todo musulmán que sea herido en batalla es seguro que va a al Paraíso".

La cuestión es que los terroristas de Hezbolá (y los de Hamás, y los de Al-Queda...) son unos buenos musulmanes y admirados por la gran mayoría de musulmanes.

PD. Los terroristas no se inmolan, se suicidan. Aunque etimológicamente sea correcto, inmolarse implica un matiz heroico, noble, idealista, del que por supuesto carecen estos asesinos. No conviene utilizar un lenguaje prisaico.

 

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