15 agosto 2008

Las luces y las sombras del Barça de Guardiola

Tras el estreno en competición oficial de Guardiola en el banquillo del Barcelona, 4-0 al Wisla Cracovia en la ida de la ronda previa de la champions, cabe un análisis de sus primeras decisiones.

Empecemos por lo que nos ha resultado decepcionante: el dibujo táctico y el perfil del medio centro. De Guardiola, el último mohicano, cabía esperar que desde el primer entrenamiento implantara el célebre 3-4-3 ideado por Cruyff. En este blog hemos publicado en varias ocasiones una entrevista al Guardiola todavía jugador en la que éste exponía su prontuario balompédico. El noi de Santpedor, por aquel entonces, manifestaba que el fútbol sólo lo entendía a partir de los tres defensas, los cuatro medios y los tres delanteros. Pues bien, se ve que ha cambiado de opinión, porque su Barcelona juega con un clarísimo 4-3-3, con los malhadados carrileros. No es, desde luego, un sacrilegio, pero si había un entrenador que podía recuperar aquella idea de Cruyff, ese era Guardiola. Se ve que no.

En relación a las características del medio centro elegido por Guardiola, el chasco ha sido considerable. La figura del 4 que el propio Guardiola sublimó, va a quedar en manos de Yaya Touré o Seydou Keita, futbolistas de brega y choque, simplemente aseados, en el mejor de los casos, en la distribución del balón. Tipos en las antípodas de lo que Pep representó. Uno, un romántico, pensaba que a las pocas horas de la llegada de Guardiola al banquillo culé, el Barça ficharía a Xabi Alonso. Y que el suplente del donostiarra sería Marc Crosas, el enésimo medio centro salido de La Masía, un jugador que, para más inri, recordaba por sus maneras a... ¡Guardiola! Nada. Alonso sigue muerto de asco en el Liverpool de Benítez, nadie en Can Barça movió un dedo por intentar su fichaje. Y Crosas, ay, ha sido traspasado al Celtic de Glasgow. Así es la vida.

Pero vayamos a las luces, que son muchas e importantes. Más allá del esquema, el Guardiola team es un equipo reconocible, en la tradición de la vieja escuela holandesa, juego posicional, con los extremos bien abiertos, rápida circulación del balón, líneas muy adelantadas. El Barcelona siempre será el protagonista del partido. Además, Guardiola, a todo eso, a esa tradición que únicamente el Barça sostiene, ha añadido una cultura del esfuerzo y la disciplina. Con él, los futbolistas han recuperado el respeto por su profesión. Se acabó la gandulería de la etapa de anterior. Se ha pasado del absentismo de Rijkaard al control absoluto que ejerce Guardiola. Ahora todos corren, nadie se escaquea de los entrenamientos, se ensayan jugadas de estrategia, se trabaja tácticamente. Vino viejo en odres nuevos.

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