03 mayo 2009

Poesía en Chamartín

Este blogger, gracias a la generosidad de un amigo, tuvo la fortuna de presenciar en el Bernabéu el 2-6 del Barça al Madrid. Fue una de las mayores exhibiciones de la historia del fútbol. Dice Alfredo Relaño que todavía se hablará de ese partido cuando todos nosotros hayamos muerto.

Soy de Guardiola casi desde antes de Guardiola. No sólo ha sido mi jugador preferido (los ha habido y los hay mejores, pero nadie es capaz de llegar tanto al corazón como él), sino que prácticamente desde siempre he pensado que el Barça será de Guardiola o no será (la frase es de Malraux, no de de Zapatero). Lo pueden leer: Un retirado que debuta todos los días; Comienza la era Guardiola; Ja sóc aquí; o Las luces y las sombras del Barça de Guardiola.

Ahora es fácil subirse al carro. Pero es obligado recordar que la muy zarrapastrosa prensa de (del) Barcelona defendía, hace menos de un año, que era una temeridad dejar la nave azulgrana en manos de un inexperto. Algunos iban más lejos y decían que fichar a Guardiola, cuya propuesta resultaba ya vieja y superada, era una frivolidad impropia de un club de primer nivel. La solución era algo moderno, como Mourinho o similares. Sí, sí, a Guardiola se le acusaba, cuando ni siquiera había abierto la boca, de estar pasado de moda. Esa matraca de la escuela holandesa, Cruyff, Van Gaal, Rijkaard, que apenas había dejado 8 Ligas y 2 Copas de Europa, era algo cansino. Se pedía un cambio de rumbo. A Guardiola se le identificaba con un pasado del que había que escapar de una vez por todas. Esa clase de basura tuvimos que leer.

Y así, ante la sospecha generalizada, Guardiola se hizo cargo de su amado Barça. No le importó. Desde el primer día dejó claro que su concepción del fútbol es radical, innegociable. El Barcelona debe ser siempre fiel a su estilo. Sólo hay un camino para la victoria, tener el balón, no especular, atacar siempre, ¿de qué le sirve a un equipo ganar un partido si pierde su alma?

Y el 2 de mayo de 2009, en el Santiago Bernabéu, el Barcelona puso en práctica hasta el extremo la filosofía de su técnico. Quien esto escribe creía que iba a ser un error no reservar para Londres a una serie de jugadores que habían dado muestras de estar agotados física y mentalmente. Pero por una vez se demostró que quien mejor conoce a los futbolistas es el entrenador. Parecía que Guardiola no había inventado nada, pues poner a los mejores está al alcance de cualquiera (lo genial, en apariencia, hubiera sido alinear a Cáceres, Busquets, Bojan o Pedrito), pero su decisión de colocar a Messi de falso delantero centro, inalcanzable tanto para la pareja de pivotes como de centrales blancos, fue decisiva.

A partir de ese detalle táctico, y de la jerarquía de Xavi e Iniesta, el Barça sacó todo su repertorio de fútbol delicado, atrevido, audaz, sencillo (pero no simple), sublime. Y por supuesto eficaz, 2-6. ¿Qué prefieres, jugar bien o ganar?

1 Comments:

At 18:44, Blogger Claudedeu said...

Yo, que soy del Madrid, no tuve mas remedio que rendir pleitesía al Barcelona. Deberían haber salido por la puerta grande.

 

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