Sempre Mais
Dice la literatura química y biológica que hay dos clases de chapapotes: el chapapote de derechas y el de izquierdas. El primero es malo, muy malo. Un desastre (aunque no muera ni siquiera un percebe) responsabilidad de los gobernantes, que deben ser salvajemente atacados. Este chapapote, el malo, es un instrumento opresor del Estado español. Provoca tanto oprobio que puede llegar a originar el nacimiento de una nación, el despertar de un pueblo hasta entonces dormido. En cambio, el otro, el de izquierdas, es invisible, inocuo, apenas pringa.
En las playas de Algeciras, toneladas de fuel. Indiferencia atroz.
Esta vez, chapapote sin agitprop.