28 mayo 2009

La Tercera

Unos minutos antes de que comenzara la final Guardiola le puso a toda la plantilla un vídeo...



Noventa minutos después, un Barça con más canteranos y menos señeras que nunca (en esta ocasión, para los fastos, únicamente se disfrazaron Piqué y un atolondrado Andrés Iniesta, de Fuentealbilla, Albacete), muy catalán y por tanto muy español, alzó la Tercera, conquistó el triplete y, sobre todo, dejó una huella indeleble por el tipo de fútbol que practicó, siempre atrevido, sin dudas, convencido de que hay que creer en unos principios y vencer o morir con ellos, pero nunca traicionarse a uno mismo...

Todo el campo,
es un clamor,
somos la gente azulgrana,
no importa de donde venimos,
si del sur o del norte,
eso si, estamos de acuerdo, estamos de acuerdo,
una bandera nos hermana.
Azulgrana al viento,
un grito valiente,
tenemos un nombre,
lo sabe todo el mundo:

¡Barça! ¡Barça ! ¡Baaaarça!

Jugadores, aficionados,
todos unidos hacemos fuerza,
son muchos años llenos de sacrificio,
son muchos los goles que hemos gritado,
y se ha demostrado, se ha demostrado,
que nunca nadie nos podrá doblegar.
Azulgrana al viento,
un grito valiente,
tenemos un nombre,
lo sabe todo el mundo:

¡Barça! ¡Barça! ¡Baaaarça!

27 mayo 2009

Sentir el miedo en los ojos de mi enemigo

A unas pocas horas de la gloria, del reconocimiento definitivo, sin matices, del éxito más absoluto, Copa, Liga y Champions. Así se encuentra este glorioso Barça de Guardiola. A un paso de la leyenda.

Final grande. Los dos mejores equipos de Europa sin discusión. Barcelona-Manchester (el United, como se le conoce en Reino Unido). Dos estilos distintos aunque no antagónicos. Posesión y talento frente a verticalidad y despliegue físico. El campeón de 2006 contra el de 2008. Los ganadores de las dos ligas más importantes del Continente. Messi contra Cristiano Ronaldo. Todo eso en el Estadio Olímpico de Roma.

A Guardiola siempre le pareció una tontería, palabrería que no significa nada, eso de que las finales no se juegan, se ganan. Él entiende la victoria a partir del juego. Un revolucionario. Como en uno de los versos de Viva la Vida, la canción talismán de Guardiola, el Barça siente el miedo en los ojos de su enemigo, el miedo a no ver la pelota si Xavi e Iniesta se apoderan de ella, se hacen dueños del partido y no queda más remedio que bajar la persiana.

Porque en defensa, teniendo en cuenta la baja de Alves y las incógnitas de Touré como central y de Keita en el lateral izquierdo, el ManU está un poco por encima, O'Shea, Ferdinand, Vidic y Evra son muy solventes, una garantía. Y en ataque las fuerzas están equilibradas, Messi y CR7 se anulan, Henry y Rooney ídem y Eto'o y Tévez (o Berbatov o Park) también. La diferencia la marcan los centrocampistas. Busquets y Carrick son parecidos, pero Xavi e Iniesta son muy superiores a Anderson y a Scholes (o Giggs). Ahí está la clave.

Esta noche un equipo español, y que además practica un fútbol maravilloso, puede ganar la Copa de Europa. Todos con el Barcelona. ¡A por la Tercera!

22 mayo 2009

Comprometido

Hace unos días murió Mario Benedetti, un poeta comprometido. Con las peores causas, por supuesto. Comprometido con la tiranía, con la intolerancia, con la homofobia, con la represión. En eso consistió el compromiso político del poeta uruguayo, en abrazar regímenes abominables como la Cuba de Fidel Castro o ideologías tan liberticidas como la comunista.

Un compromiso que glorificó los cien millones de muertos, la cárcel y la pobreza (para los demás), aunque los asquerosos ditirambos con que se ha recibido su fenecimiento recuerden únicamente que fue un hombre bueno e insobornable, un ejemplo de ética y coherencia, el vate del amor y la alegría.

En la asignatura de Democracia merecería un suspenso sin paliativos, aunque en EpC habría sacado matrícula de honor.

Que tanta paz tenga en su descanso como odio destiló su miserable compromiso político. Murió Mario Benedetti, el poeta totalitario.

14 mayo 2009

Mestalla fuimos nosotros

Nada debemos reprochar a los aficionados del Athletic y del Barcelona que, sin apenas excepciones, abuchearon el himno nacional antes de comenzar la final de la Copa del Rey en Mestalla. Nada. Son nacionalistas y es su obligación atacar todo aquello que tenga que ver con España.

Los nacionalistas, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, son odiosos. Merecen el desprecio más absoluto, ser apartados de la vida pública. Son un mal para la Nación. Pero el problema no es ese. La cuestión es cómo hemos llegado a esto. ¿Por qué en España decenas de miles de indeseables pueden agredir de tal manera uno de los símbolos nacionales sin que nada ocurra?

No era Zapatero el que estaba azuzando a esos mostrencos, ni tampoco Montilla, ni Ibarretxe. Éramos todos nosotros los que silbábamos. Los españoles, salvo unas pocas voces que han clamado en el desierto, hemos consentido que se haya llegado a una situación de tal putrefacción moral que hace difícilmente sostenible la pervivencia de la Nación. Si es que todavía existe.

El Rey, que inaugura el curso escolar en un colegio donde se prohíbe hablar en español, y el PSOE y sus votantes, que se jactan, por ejemplo, de multar a las personas por rotular en español, desde luego, son culpables por acción. Pero no menos grave ha sido el comportamiento del PP a lo largo de estos años. ¿Qué hizo Aznar durante sus ocho años en La Moncloa para revertir una realidad ya emponzoñada? Pactar con los nacionalistas vascos y catalanes y defenestrar a Vidal Quadras; consentir que en Baleares, a través del infausto Matas, comenzase la persecución a los castellanohablantes; copiar en Galicia, por medio de Fraga, el modelo lingüístico de Pujol; negar libertad de elección de lengua en muchas zonas de la Comunidad Valenciana. ¿Y Rajoy? Un cómplice de Zapatero incapaz de pronunciar una sola palabra sobre la nueva Ley de Educación de Cataluña en el Debate sobre el Estado de la Nación o de criticar la conculcación de derechos humanos en materia lingüística que se está produciendo en numerosas partes de nuestro país.

En ningún rincón del mundo cabe imaginar un hecho como el que tuvo lugar en Mestalla. Sarkozy amenazó con suspender todo partido en el que se oyera un leve abucheo a La Marsellesa. Lo que no resulta novedoso es la censura de TVE. Lo hemos visto más veces. En Cuba. O en Venezuela.

03 mayo 2009

Poesía en Chamartín

Este blogger, gracias a la generosidad de un amigo, tuvo la fortuna de presenciar en el Bernabéu el 2-6 del Barça al Madrid. Fue una de las mayores exhibiciones de la historia del fútbol. Dice Alfredo Relaño que todavía se hablará de ese partido cuando todos nosotros hayamos muerto.

Soy de Guardiola casi desde antes de Guardiola. No sólo ha sido mi jugador preferido (los ha habido y los hay mejores, pero nadie es capaz de llegar tanto al corazón como él), sino que prácticamente desde siempre he pensado que el Barça será de Guardiola o no será (la frase es de Malraux, no de de Zapatero). Lo pueden leer: Un retirado que debuta todos los días; Comienza la era Guardiola; Ja sóc aquí; o Las luces y las sombras del Barça de Guardiola.

Ahora es fácil subirse al carro. Pero es obligado recordar que la muy zarrapastrosa prensa de (del) Barcelona defendía, hace menos de un año, que era una temeridad dejar la nave azulgrana en manos de un inexperto. Algunos iban más lejos y decían que fichar a Guardiola, cuya propuesta resultaba ya vieja y superada, era una frivolidad impropia de un club de primer nivel. La solución era algo moderno, como Mourinho o similares. Sí, sí, a Guardiola se le acusaba, cuando ni siquiera había abierto la boca, de estar pasado de moda. Esa matraca de la escuela holandesa, Cruyff, Van Gaal, Rijkaard, que apenas había dejado 8 Ligas y 2 Copas de Europa, era algo cansino. Se pedía un cambio de rumbo. A Guardiola se le identificaba con un pasado del que había que escapar de una vez por todas. Esa clase de basura tuvimos que leer.

Y así, ante la sospecha generalizada, Guardiola se hizo cargo de su amado Barça. No le importó. Desde el primer día dejó claro que su concepción del fútbol es radical, innegociable. El Barcelona debe ser siempre fiel a su estilo. Sólo hay un camino para la victoria, tener el balón, no especular, atacar siempre, ¿de qué le sirve a un equipo ganar un partido si pierde su alma?

Y el 2 de mayo de 2009, en el Santiago Bernabéu, el Barcelona puso en práctica hasta el extremo la filosofía de su técnico. Quien esto escribe creía que iba a ser un error no reservar para Londres a una serie de jugadores que habían dado muestras de estar agotados física y mentalmente. Pero por una vez se demostró que quien mejor conoce a los futbolistas es el entrenador. Parecía que Guardiola no había inventado nada, pues poner a los mejores está al alcance de cualquiera (lo genial, en apariencia, hubiera sido alinear a Cáceres, Busquets, Bojan o Pedrito), pero su decisión de colocar a Messi de falso delantero centro, inalcanzable tanto para la pareja de pivotes como de centrales blancos, fue decisiva.

A partir de ese detalle táctico, y de la jerarquía de Xavi e Iniesta, el Barça sacó todo su repertorio de fútbol delicado, atrevido, audaz, sencillo (pero no simple), sublime. Y por supuesto eficaz, 2-6. ¿Qué prefieres, jugar bien o ganar?

01 mayo 2009

La mejor Final Four de la historia

En medio de la semana más importante de la temporada para el Barça de fútbol (Chelsea-Madrid-Chelsea), llama a la puerta el de baloncesto. Esta tarde, en Berlín, comienza la Final Four de la Euroliga.

Cuatro equipazos, sin tapados, sin sorpresas, sin cenicientas. Los cuatro presupuestos más altos. Jugadores con pasado o futuro NBA. Entrenadores que son leyenda viva de este deporte. Y un nivel de baloncesto, en lo técnico, en lo físico y en lo táctico, diferente pero no inferior al que vemos en el otro lado del Atlántico.

Los dos conjuntos atenienses nadan en la abundancia, plantillas profundísimas, lo que les permite jugar a un ritmo altísimo los 40 minutos. Obradovic tiene que repartir en el Panathinaikos dos puestos entre cuatro exteriores: Spanoulis, Jasikevicius, Diamantidis y Nicholas. En la pintura, sin embargo, asusta menos, con Pekovic y Batiste de referentes. Carece de un gran alero. El Olimpyacos de Giannakis parece favorito. El quinteto Greer, Papaloukas, Childress, Vujcic y Bourousis, impresiona. Más Halperin, Pargo, Vasilopoulos, Erceg, Schortsanitis...

El CSKA de Messina, vigente campeón, ha perdido a dos baluartes (que curiosamente han ido a parar a dos de sus rivales en Berlín), Papaloukas y Andersen, pero conserva un esqueleto muy reconocible y que juega de memoria: Holden, Langdon, Siskauskas, Smodis y Lorbek, con Khryapa como sexto hombre. Baloncesto control y manejo de situaciones límites como nadie.

El Barcelona, en muchos sentidos, representa lo contrario que su contrincante en las semis. Entrenador novato, muchos jugadores inexpertos, juego veloz, nada especulativo, flexibilidad en los planteamientos. Xavi Pascual, siempre agarrado a la superestrella Navarro, ha recuperado para la causa a Ilyasova y a Vázquez. La explosión de estos dos jugadores, que fueron defenestrados por Dusko Ivanovic (entrenador al que habría que aplicar el protocolo de Kioto por los efectos devastadores que ocasionó a su paso por el Palau, ¡Marc Gasol tampoco le valía!), ha sido clave. Lakovic, otro que ha resucitado, llega en un buen momento. La segunda unidad es de garantías, gente como Andersen y Santiago por dentro y Basile y Grimau por fuera, no van a fallar. Si no fuera por el tremendo agujero en la posición de tres (Barton suele ser intrascendente) y las dudas que genera Sada (ha ido de más a menos) como base reserva, uno se imaginaría al Barça conquistando la "Segunda".

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