28 septiembre 2007

¡Dales caña, Alejandro!

Ya se sabe que en el ciclismo uno es culpable hasta que no demuestre lo contrario. Y en muchas ocasiones ni siquiera es suficiente probar la inocencia.

Alejandro Valverde ha sido víctima de este sistema perverso en el que rige la presunción de culpabilidad. Hace unas semanas la UCI le prohibió disputar el Mundial que se disputará el domingo en Stuttgart por su posible vinculación con la Operación Puerto. A pesar de que el juez que instruyó el caso, la guardia civil y la federación española consideraron que Valverde nada tenía que ver con esa trama de dopaje.

El asunto llegó al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que dio la razón a Valverde. El murciano podrá correr el Mundial y formará junto a Samuel Sánchez (el hombre que reinventó el ciclismo en la prueba del pasado año: rompió la carrera en la última curva, y que viene de ganar tres etapas en la Vuelta) y el tricampeón mundial Óscar Freire, que también acaba de ganar tres etapas en la ronda española y que aspira a convertirse en el primer ciclista que se cuelga cuatro Mundiales en ruta, un dream team.

Valverde y Freire se enfrentarán a italianos (Bettini, Ballan, Pozzato, Cunego, Di Luca, Rebellin), a alemanes (Schumacher, Wegmann, Zabel), al tremendo suizo Cancellara... y a algo más. A esa casta de científicos y de burócratas que han encontrado en la lucha contra el dopaje una forma de hacer negocio. A esa caza de brujas auspiciada por la UCI que está destruyendo el ciclismo (la última fechoría: vetar la presencia de Eddy Merckx en Stuttgart porque en 1969 se vio involucrado en un caso de dopaje). A esa paranoia, ese derrumbe de todo viso de legalidad, que se resume en las palabras que Mario Zorzoli, uno de los científicos de la UCI que dirige la lucha antidopaje, les soltó a los corredores al principio de temporada: "Por el mero hecho de ser ciclistas todos sois automáticamente sospechosos de dopaje".

25 septiembre 2007

'Hola, ¿cómo está?' 'Muy bien'

El vacío del mundo en la oquedad de su cabeza...

24 septiembre 2007

Sobre el partido de Rosa Díez

La aparición de un nuevo partido de izquierdas, con Rosa Díez a la cabeza, es, al contrario de lo que muchos piensan, una buena noticia para España. Se ha dicho que ese partido robará (sic) al PP los votos provenientes de socialistas descontentos con la radicalidad de su partido. Falso. Es inimaginable que alguien que votó a ZP el 14 de marzo de 2004 decida apoyar a Rajoy dentro de unos meses. Si con la que estaba cayendo, con la sedes del PP cercadas, agresiones y gritos de asesinos a miembros del Gobierno, con el pacto del PSOE y la Esquerra, con Carod en Perpiñán, con el agitprop de los años anteriores, con el cambio de la legitimidad democrática por la de la calle a cuenta del no a la guerra y el Prestige, si con todo eso alguien decidió votar a ZP ese alguien jamás votará al PP.

Nos encontramos con una situación en la que ninguno de los votos que dieron la victoria al PSOE en 2004 irá al PP. Lo que sí puede suceder es que algunos votantes zapateristas que tengan la intención de abstenerse, decepcionados con este gobierno, vean en Rosa Díez una manera más explícita de castigar a su partido. Por tanto, UPD, el partido de Díez, se alimentará, en todo caso, de antiguos votantes de ZP, que ni por lo más remoto se les ha pasado por la cabeza votar al PP.

El hecho de que gente que tenía pensado abstenerse vote a Díez y haga que un partido como UPD, que propugna la unidad de España y apartar al nacionalismo del espacio público, tenga voz en las Cortes es indudablemente positivo. El número de diputados que consiga UPD será mayor que el que obtendría el PP de más en el caso de que los potenciales votantes de Díez se abstuvieran. Y si como es de esperar esos escaños de UPD apoyan a Rajoy la jugada será redonda.

Se ha echado en cara a Rosa Díez su negativa, incluso en una situación de extremo peligro para la nación, a pedir el voto para el PP, al contrario de lo que muchos intelectuales franceses de izquierdas hicieron con Sarkozy. Se la ha acusado de sectaria. Puede ser. Pero lo que no es lógico es que nos pasemos la vida lamentando que en España no haya una izquierda nacional y cuando aparece un partido con ese sello sea reprobado por la derecha.

Tampoco se ha librado de la crítica Mikel Buesa. Nada más injusto. Cuando se hable de este hombre debería uno quitarse el sombrero. Él fue la primera persona desde los tiempos de la Transición que se atrevió a poner el himno nacional. Ni Fraga, ni Aznar, ni Rajoy, ni Mayor Oreja, ni María San Gil... habían llegado tan lejos. Un respeto. Sólo por eso, por aquella inolvidable tarde noche en la Puerta de Alcalá, muchos españoles llevaremos siempre en el corazón a Mikel Buesa.

Es cierto que en UPD hay personas poco recomendables como Fernando Savater y su escudero el tal Gorriarán. Pero mientras estén ahí Buesa y Díez el PP haría bien en tratar al neopartido como un aliado y no como un enemigo. Rosa Díez ha puesto el dedo en la llaga: "Han colocado el mensaje de que venimos a competir con el PP. Han acuñado el mensaje manu militari, como siempre hacen todo, y lo repiten incesantemente todos los medios a su servicio. Pero, fíjese, a mí no me han llamado de la SER, ni de El País, ni de RTVE, como cuando habla Fraga o Gallardón y en seguida se lanzan a pregonarlo, porque perjudica al PP. ¿Usted cree que, si de verdad el PSOE creyese que perjudicamos al PP, los medios de comunicación que controlan no se habrían volcado ya con nosotros?"

Es exactamente así.

23 septiembre 2007

Gallardón en la Gran Tenida



Ahí tienen a Gallardón, junto a Felipe González, Ignacio Polanco y Juan Luis Cebrián, no ya como un invitado más sino con mando y plaza en el homenaje que se le tributó en el Círculo de Bellas Artes (Casa Polanco) al recientemente fallecido Jesús de Polanco.

Gallardón dijo, en el discurso que leyó, que "Jesús era vital, enérgico, creativo, audaz, minucioso, sobrio... a un tiempo expansivo y reservado, educado pero no protocolario, y, sobre todo, tenaz ante el desafío y la dificultad, gracias a ese 'carácter de resistente' que él se atribuía con toda justicia. En estos días de correos electrónicos y llamadas apresuradas, era además el amigo que tenía tiempo para sus amigos, que te escribía a mano y te enviaba libros".

Esa presencia en primerísima fila, esas palabras fraternales dedicadas a Polanco, no por esperadas resultan menos graves. Así habló Gallardón ante el cadáver del peor enemigo de España, del hombre que antes de morir dijo que el PP buscaba otra guerra civil, del falangista que se hizo millonario en tiempos de Franco, del empresario que vendía sus libros de texto a las dictaduras de Pinochet y Videla, de la persona que cerró Antena 3 Radio y machacó al juez Liaño, del personaje poderoso que odiaba al PP y todo lo que representa, la nación, el liberalismo, la herencia judeocristiana... Así habló y así se postró, ante la logia, ante los enemigos de su partido, que él encabeza, a los que rindió pleitesía.

Aquí algo falla. O Gallardón o el PP. Los dos a la vez no. Situación de emergencia. Si Rajoy no reacciona, que no reaccionará, algo tendrán que hacer los militantes y votantes del PP. Es difícil encontrar una humillación mayor que la pertenencia de Gallardón al PP.

18 septiembre 2007

El medio minuto en que Holden se disfrazó de Michael Jordan

Todo lo que se ha escrito tras la final del Eurobasket habría sido muy diferente si J.R. Holden, el americano nacionalizado ruso a golpe de decretazo por Putin, no se hubiera disfrazado de Michael Jordan durante los últimos 30 segundos del partido.

Al igual que hizo el 23 de los Bulls en el último encuentro de la final de la NBA de 1998, cuando de un zarpazo robó el balón a Malone, sin pedir tiempo lo subió, rompió la cintura a Rusell, lanzó y convirtió la que para muchos es la mejor canasta de la historia del baloncesto, Holden apareció de ninguna parte, le quitó el balón a Gasol, se apoderó de la situación, aprovechó el aclarado de sus compañeros, engañó a Calderón, tiró y... ya saben.

Pero más allá de ese detalle, de ese balón que rebota en el aro y entra y de ese otro que se sale de dentro, más allá de ese último medio minuto fatídico, hay causas de fondo que explican la pérdida de la inocencia de la España de Pepu.

A los que presenciamos en directo el partido nos llamó la atención el escaso ambiente baloncestístico que se respiraba en el Palacio de los Deportes. Los pibones están muy bien pero aquello, más que una final, más que un partido en el que España se jugaba el oro europeo, parecía la Pasarela Cibeles. El pabellón es una maravilla arquitectónica, muy cómodo para el espectador pero tal vez no sea el lugar más adecuado para asustar al contrario. Demasiado VIP y poco aficionado al baloncesto. Jugar en casa supuso una presión añadida y no se consiguió, ni de lejos, intimidar a árbitros ni a rivales.

Se ha dicho que España, tras la batalla de semifinales contra Grecia, llegó muy cansada física y mentalmente al último partido. Sorprende que un equipo que presume de utilizar a los doce jugadores, de mover constantemente el banquillo, se haya desgastado tanto. Si España estaba cansada, ¿cómo estarían los demás? Es evidente que a Gasol se le veía exhausto, pero eso es responsabilidad de Pepu, que se traicionó, no confió en Marc y le hizo jugar 37 minutos en semifinales y apenas le dio descanso en la final. Pepu infrautilizó a Marc y también a Sergio Rodríguez. El base, si hubiera tenido confianza, podría haber sido un revulsivo para desatascar la final. Se desperdició su enorme talento.

El ataque adoleció de una pobreza impropia de un equipo tan afamado. Una cosa es jugar para Gasol y otra limitarse a meterle balones a cinco metros de la canasta. No se vio ningún sistema, ningún movimiento para que Gasol recibiera con ventaja, cerca del aro, ninguna solución para que no le llegaran las tremendas ayudas de los rusos. Se optó por lo más cómodo a pesar de que no se estaba sacando ningún provecho de ello. Para colmo, muchos de esos pases ni siquiera alcanzaban el objetivo, las manos de Gasol. Eran tan previsibles, se telegrafiaban de tal manera que a los defensores rusos no les costaba interceptarlos.

Si exceptuamos el arranque del partido, España no estuvo a gusto en ningún momento. No pudo imponer su estilo. Dominaba el marcador pero no el juego. Se echó de menos alguna variante desde el banquillo. Algo que cambiara la dinámica. Tal vez haber juntado a Rudy y a Navarro o a Marc y a Pau. No se probó nada diferente y por tanto no se pudo dar con la tecla. España agonizaba pero no recibió ningún tratamiento de choque.

A todo lo anterior hay que unirle, y esto ya no es culpa de Pepu, el discreto partido de Reyes y de Rudy y que Garbajosa y Navarro salían de una lesión. Ante este panorama Calderón tuvo que tirar del carro pero su propuesta se basó en los triples. El mejor base de la historia de nuestro baloncesto fue incapaz de imponer el ritmo que más le convenía a España. Y desapareció en los momentos decisivos. Ni rastro de sus penetraciones, de sus asistencias, de su control del tempo de juego.

Lo único positivo de la derrota es que gente como Carlos Cabezas, Berni Rodríguez o Álex Mumbrú, seguro que buenas personas pero jugadores de segundo nivel al lado de sus compañeros, no tendrán garantizado el billete a Pekín. Raúl López, Ricky Rubio, Víctor Claver o Fran Vázquez deben tener opciones de ir a los Juegos Olímpicos. El presente es una cruel plata. El futuro será áureo.

Por último no hay que olvidar que ZP, después de haber apoyado a Kerry, a Schröder, la Constitución Europea, a Ségolene Royal, a Miguel Sebastian... tuvo la feliz idea de acercarse al Palacio de los Deportes. Y el oro, no podía ser de otra manera, se fue a Moscú.

17 septiembre 2007

Goyazo

El 16 de julio de 1950 Brasil se enfrentaba a Uruguay en la final de la Copa del Mundo. A ninguno de los 220.000 brasileños que abarrotaban el estadio Maracaná se le pasaba por la cabeza que su selección, el equipo que mejor jugaba al fútbol por aquel entonces, el conjunto que apabullaba sin piedad a sus rivales, no conquistara el título.

Los cariocas se adelantaron pero Schiaffino primero y Gigghia después dieron la vuelta al partido. La incredulidad se apodera de las gradas. Silencio sepulcral. Nadie encuentra una explicación. El resultado se escapa a la lógica. Muchos hinchas no soportan el vacío y deciden suicidarse.

Aquel acontecimiento, bautizado como Maracanazo, pasó a ser símbolo del desastre imprevisto, de la debacle más insospechada. Pero también de que todo es posible, de que en el deporte nunca hay nada escrito.

Ayer España se disponía, entre una euforia generalizada, a colgarse la medalla de oro del Eurobasket que se celebraba en Madrid. El problema era que, aunque se daba por hecha la victoria, todavía había que jugar la final. El rival, Rusia, no era gran cosa. Únicamente dos de sus jugadores, Kirilenko y Khryapa, suponían una amenaza. El resto, salvo el poco utilizado Monya y el veterano y omnipresente Holden, eran de segundo nivel. Un equipo serio, disciplinado, poco más, que iba a quedar sepultado en el baúl de la historia tras ser arrollado por la España de Pepu, por los Gasol, Navarro, Calderón, Garbajosa, Rudy...

Pero, y ahora entramos en el terreno de lo inexplicable, no sucedió así. España, aunque empezó imponiendo su ley, su rapidez, su locura, su baloncesto total, no consiguió romper el partido. Tal vez la presión desmedida, sólo valía el oro, perjudicó a la selección. Como España es un equipo preparado para ganar por 25 puntos pero no para imponerse en duelos a cara de perro, farragosos, que se deciden por detalles, se embarulló de mala manera, se agarrotó, se volvió irreconocible, ante la impotencia del banquillo y la perplejidad de la grada. El partido ya no dependía de lo que hiciera España sino que se convirtió en un cara o cruz. Encestó Holden. Falló Gasol. Goyazo.



15 septiembre 2007

Regina Otaola no es Salvador Allende

Salvador Allende fue un personaje siniestro, un liberticida que pretendía instaurar en Chile un régimen totalitario, una Cuba andina. Hace un par de años apareció un libro, Salvador Allende. Antisemitismo y eutanasia, en el que se descubre su querencia filonazi. En su tesis doctoral, Higiene mental y delincuencia, el futuro médico Allende proponía la esterilización de los enfermos mentales, fustigaba a los homosexuales y se refería así a los judíos: "Los hebreos se caracterizan por determinadas formas de delito: estafa, falsedad, calumnia y, sobre todo, la usura." No hay que olvidar que Allende, durante su presidencia, protegió al criminal de guerra nazi Walter Rauff.

En definitiva, un sujeto de lo más repugnante.

Pues bien, a este tipo, a Salvador Allende, estalinista y filonazi, el PP lo quiere homenajear. Jorge Moragas, portacoz de Exteriores del PP, el clásico acomplejado que ha interiorizado el discurso de la izquierda, dice que Allende fue un "héroe de la libertad". No contento con eso afirmó que Regina Otaola está defendiendo la libertad y la democracia "con el mismo coraje" que Salvador Allende defendió La Moneda el 11 de septiembre de 1973.

¿Pero esto qué es? ¿Se han vuelto definitivamente locos en el PP? ¿Cómo se puede llamar héroe de la libertad a un liberticida? ¿Como se puede comparar a Regina Otaola, ésta sí una heroína de la libertad que se juega la vida a diario por defender la democracia, con Salvador Allende? ¿Pretenden ganar las elecciones con un discurso que podría suscribir Llamazares?

Hayek hablaba de los socialistas de todos los partidos. Y no le faltaba razón.

14 septiembre 2007

La ministra batasuna

El pasado 11 de septiembre, Alberto Fernández Díaz, dirigente del PP catalán, cuando acudió a la ofrenda floral a Rafael de Casanovas (no se entiende qué pintaba el PP ahí, en esa mentira histórica, en esa manipulación nacionalista, pero ese es otro asunto), recibió amenazas de muerte, amenazas terroristas. Unos nacionalistas, perfectamente identificados, le dijeron: "Mira debajo de tu coche, hijo de puta", en un marco, como siempre, de apología del terrorismo y de gritos a favor de Terra Lliure. Eso es la Diada.

Horas después, una ministra del gobierno del Reino de España, la tal Salgado, aseguró, al ser preguntada por las amenazas anteriormente comentadas, que el PP debería aprender a convivir con sus enemigos. Ni siquiera Otegi había llegado tan lejos.

Imaginemos por un momento que una hija o una sobrina de la tal Salgado es amenazada por un violador. Y que alguien dijera que esa hija o sobrina debería aprender a convivir con el violador. Pensaríamos que esa persona es un degenerado moral que justifica el crimen. Esto es, la tal Salgado.

13 septiembre 2007

Cita con la Historia

A pocas horas de que comience la fase final del Europeo, en pleno barrio de Salamanca de la capital de España, nadie sabe qué selecciones se harán con la plata y el bronce pero todo el mundillo del baloncesto está convencido de que España se colgará el oro. El equipo de Pepu no compite con los rivales que participan en este torneo sino que lucha por entrar en la leyenda, allí donde se encuentran las selecciones que han pasado a la historia de este deporte: la URSS y Yugoslavia. Soviéticos primero y balcánicos después dominaron, NBA al margen, el baloncesto durante prácticamente todo el siglo XX. España aspira ahora, tras el oro mundial logrado en Saitama hace un año, a ser el gran referente de la nueva centuria.

Para hacerse una idea del potencial español basta con acordarse de jugadores como Raúl López, Ricky Rubio, Carlos Suárez, Víctor Claver o Fran Vázquez, todos ellos con pasado o futuro nba, pero que por hache o por be no han tenido hueco en la España de Pepu.

A España no le falta casi nada. El cóctel de talento individual, carisma, calidad atlética, capacidad de sacrificio, profundidad de banquillo, equilibrio entre el juego interior y exterior, imprevisibilidad, variedad defensiva, riqueza ofensiva, interpretación colectiva del baloncesto, cariño de la afición... resulta demoledor incluso para el rival más pintado.

Si se cumplen las expectativas lo mejor está por llegar. España, en las dos primeras fases del campeonato, ha dado la sensación de jugar, en líneas generales, al tran, tran, de guardarse cosas. Lo único preocupante ha sido la actuación de Sergio Rodríguez. Y de Marc Gasol también se esperaba un poquito más. Pero por el contrario los lesionados, Navarro y Garbo, están recuperados.

Ha llegado el momento no ya de ganar sino de convencer, de asustar, de maravillar. De pasar a la Historia. Alemania primero y previsiblemente Grecia y Lituania después, deben ser los testigos, los convidados de piedra a un espectáculo que se presume memorable.

11 septiembre 2007

ZP en Génova

Con personajes como Elorriaga, Soraya o Juan Costa el PP no necesita enemigos. Son profesionales de la política, gente sin principios, que no cree en nada, sin una sola idea en la cabeza. Su único objetivo es confundirse con el paisaje progre, no llamar la atención... y perder las elecciones, por supuesto.

Dice Juan Costa que la prioridad de un gobierno del PP será ofrecer soluciones a los problemas que genera el cambio climático, la pobreza y la inseguridad. Este submarino socialista afirma que el PP debe moverse con la sociedad.

O sea, que para el PP la cuestión nacional, el 11-M, el pacto de ZP con ETA, no son asuntos prioritarios. Ni acabar con EpC o con la imposibilidad de estudiar en español en algunas partes de España. O sea, que según este tipo, que en mala hora fue nombrado por Rajoy responsable del programa electoral, los principios y los valores son elásticos, relativos, maleables en función de los gustos de la mayoría.

Lo peor de todo es que tal y como está España en marzo habrá que votar a tíos tan repugnantes como Juan Costa. No queda otra.

10 septiembre 2007

Los gustos poéticos de Gallardón

Que Alberto Ruiz Gallardón es un político torpe como pocos y con un ansia inmoderada de poder no es ninguna novedad. Lo que sí que resultó sorprendente de su última incontinencia verbal fue que revelara sus gustos, en lo que a poesía se refiere, pedófilos. El alcalde manifestó: "Creo en mí porque algún día yo seré todas las cosas que amo". El verso, mal citado pues el original dice "creo en mí mismo", está sacado del poema El mirlo, la gaviota de Luis Cernuda.

Lean algunos de los fragmentos del poema en cuestión:

Tiernos niñitos, yo os amo;
os amo tanto, que vuestra madre
creería que intentaba haceros daño.

El libro melancólico entreabierto,
las piernas entreabiertas,
los bucles rubios del adolescente;

Creo en mí mismo;
porque algún día yo seré todas las cosas que amo:
el aire, el agua, las plantas, el adolescente.

03 septiembre 2007

El arco iris en Luarca

Esta tarde, el grillo, Paolo Bettini, maillot arco iris de campeón del mundo, se ha impuesto en la tercera etapa de la Vuelta, con llegada a Luarca, la villa más guapa de Asturias y uno de los pueblos más bonitos de España.

En los últimos kilómetros el pelotón afrontaba dos vueltas a un circuito urbano por las calles luarquesas. El final era precioso. Tras el paseo del muelle, la imponente subida al faro y a la atalaya, con el cementerio, blanco, impresionante, a un lado y el acantilado al otro. Lástima que Freire se viera cerrado en el sprint. Era el más fuerte. Su triunfo hubiera sido la guinda de una gran etapa. En cualquier caso, ¡viva Pablo... Bettini!

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